Brecha de género juvenil, una cuestión de confianza tecnológica

23 de noviembre de 2020

La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 ha causado un fuerte impacto en nuestra manera de relacionarnos, nuestra actividad digital se ha intensificado y extendido a prácticamente todos los ámbitos. Las TIC han contribuido a afrontar mejor el confinamiento, pero a su vez han puesto de manifiesto las brechas en competencias digitales y de género de nuestra sociedad. Una transformación hacia lo digital se impone como fundamental, y por ello se hace necesario reflexionar sobre esta situación excepcional, con el propósito de priorizar los pasos a dar para hacer posible una sociedad más justa e igualitaria.

manos pulsando teclas de un portatil

Brecha digital generacional en pandemia

Más de la mitad de jóvenes encuestados señalan que este tiempo en confinamiento les ha hecho más comunicativos con su familia y con sus amistades gracias fundamentalmente a las TIC, que les han ayudado incluso a recuperar relaciones abandonadas. Esta es una de las conclusiones del informe “De puertas adentro y de pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento”, financiado por Telefónica y Santander y realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad. Una investigación que ha analizado el impacto de este periodo de encierro en las actitudes y formas de vida de este colectivo.

Según el estudio, el grupo de edad entre 15 y 29 años considera que tiene un conocimiento tecnológico alto, y más habilidades tecnológicas que sus mayores, es decir sus progenitores y/o profesorado. Sin embargo, cuando se comparan con sus amistades o el resto de gente de su edad las diferencias son menores, lo que muestra que la brecha digital percibida tiene un importante y lógico componente generacional.

Durante el confinamiento y en el ámbito familiar, la juventud ha encarnado por igual y en gran medida (72,4%) la figura de mediadora experta, apoyando y solucionando los problemas y dificultades relacionadas con la tecnología. Se ha producido y acelerado un traspaso de conocimiento intergeneracional, de transmisión de competencias digitales desde los más jóvenes hacia sus progenitores y familiares más mayores, permitiendo la inclusión digital de aquellas personas con menos habilidades en el uso de las TIC.

Brecha de género TIC en el colectivo juvenil

El mismo estudio señala una brecha de género en cuanto a la percepción de la capacitación tecnológica entre hombres y mujeres. Los hombres de entre 15 y 29 años consideran que tienen más competencias digitales, que lo que consideran las mujeres de la misma edad de sí mismas. 

Los chicos se perciben como más habilidosos digitalmente y se observa una significativa diferencia en cuanto a la comparación entre iguales.  El 38,3% de las mujeres jóvenes considera que tiene más habilidades tecnológicas que sus amigos, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje aumenta hasta el 47,5%. A su vez el 33,1% de las mujeres considera que tiene más competencias en este sector que otras chicas de su edad, mientras que entre los hombres el porcentaje aumenta hasta el 41,3%.

Además, tanto chicos como chicas tienen una mirada crítica acerca de la cantidad de tiempo de uso de Internet y redes sociales, pero vuelve a haber diferencias por sexo según el mencionado análisis. Ellas tienen mucho más acentuada la sensación de sobrepasar los límites de uso de la tecnología.

La confianza tecnológica como clave

La brecha de género en el uso de las TIC que se aprecia en el colectivo juvenil, se traduce en una menor confianza tecnológica. Es decir, cómo se relacionan los chicos y chicas cotidianamente con la tecnología, influye en su identificación a dichas edades como más competentes digitalmente. Un mayor uso, mayor familiaridad y cercanía con estas herramientas contribuyen a percibirse como más capacitados en tecnología.

Una brecha sutil en cuanto al manejo y los hábitos TIC que surge ya desde la infancia. Una diferencia de socialización digital, de autopercepción y confianza tecnológica que continúa y se desarrolla en la etapa juvenil. Por ello, es ya en esos primeros años donde se debe poner el esfuerzo para invertir la tendencia. La confianza tecnológica de los chicos y chicas puede facilitar una mayor identificación con profesiones tecnológicas y determinar las vocaciones hacia estas áreas.

Favorecer la accesibilidad, el acercamiento y aprendizaje de las TIC desde edades tempranas, puede ser clave para generar y afianzar esa confianza tecnológica, superando estereotipos o posibles barreras autoimpuestas.  Trabajar para despertar vocaciones e impulsar la profesionalización, ampliar el rol de las mujeres de usuarias a productoras, e implicarlas en el proceso de diseño  y desarrollo tecnológico. Todo ello en beneficio de la sociedad, realizando un mejor aprovechamiento del talento femenino, para la inclusión de la perspectiva de las mujeres en el sector tecnológico.