Estereotipos STEM, una asignatura pendiente desde Primaria
Al empezar Primaria, se empieza a desarrollar en nuestro imaginario socio cultural, la idea de que las niñas están menos interesadas que los niños en materias como la informática y la ingeniería. Es la asociación tradicional de profesiones de chicos o profesiones de chicas. Ya en esta edad tan temprana, surge un estereotipo TIC que puede mantenerse durante toda la adolescencia y consolidarse en la edad adulta, que provoca un aumento la brecha de género en las profesiones STEM, y como consecuencia una brecha salarial entre hombres y mujeres.
Tabula rasa (“pizarra en blanco”) es una teoría que propone que cada individuo nace con la mente “vacía”, es decir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y habilidades de cada ser humano provienen exclusivamente del aprendizaje, a través de sus experiencias y sus percepciones.
Siguiendo esta teoría, si nacemos sin una tendencia innata hacia ciertas áreas, y sin creencias o prejuicios ¿cuándo adoptamos los denominados estereotipos de género? Pues parece ser, según recientes investigaciones que bastante pronto, concretamente en Primaria ya asociamos con hombres y mujeres ciertos intereses por la ciencia y la tecnología.
Una investigación de la Universidad de Houston y la Universidad de Washington, publicada recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha analizado las opiniones sobre género que tienen los niños y niñas, y adolescentes sobre los estudios STEM.
Si bien trabajos anteriores se habían centrado en las capacidades de chicos y chicas hacia este tipo de áreas, este nuevo trabajo ha puesto el foco en sus intereses, y sus creencias en cuestiones de género.
Según dicho informe a los 6 años, la mayoría cree que a las niñas no les interesan la computación ni la ingeniería. Una idea que se va reforzando en la educación primaria y hace que al llegar a secundaria, «muchas chicas hayan tomado ya la decisión de no cursar carreras de informática e ingeniería porque sienten que no les corresponden», advierte Allison Master, autora del estudio.
Para llegar a esta conclusión, diseñaron encuestas y experimentos para medir las «creencias» de una muestra de 2.200 niños de 6 a 18 años. Y descubrieron que, algo más de la mitad (51%) de los niños, creían que las niñas están menos interesadas que los niños en las ciencias informáticas, y casi dos tercios (63%), dijeron que las niñas están menos interesadas en la ingeniería.
Además hicieron un experimento en el que debían elegir entre dos actividades. Cuando se les decía previamente que las niñas estaban menos interesadas que los niños en hacer una prueba de informática, el 35% de ellas elegía hacerla, pero cuando se les decía que niños y niñas estaban interesados por igual, se animaban el 65%.
Su objetivo fue demostrar que los estereotipos «pueden afectar al sentido de pertenencia e influir en la motivación», según el coautor del estudio, Andrew Meltzoff. «Descubrimos que etiquetar una actividad de forma estereotipada influía en el interés de los niños por ella y en su disposición a llevarla a casa: la mera presencia del estereotipo influía en los niños de forma dramática. Esto nos hizo ver el efecto pernicioso de los estereotipos en los niños y adolescentes».
El estudio es concluyente:
“Todos los estereotipos pueden influir en la motivación de una persona joven a largo plazo y disuadirla de intentar una actividad o contribuir a que se incline o evite ciertos estudios”.
Por tanto, corregir esta situación ya desde la escuela es importante porque si estos estereotipos hacen que cada vez menos mujeres se interesen por la ciencia o la tecnología, la brecha de género en las TIC aumentará. Y a su vez también hará crecer la brecha salarial entre hombres y mujeres, dado que estos perfiles profesionales tienen y tendrán más demanda y mejores condiciones laborales.
El papel del profesorado y de las familias puede ser fundamental, para ayudar a contrarrestar los estereotipos que arrastramos tradicionalmente. Ofertar actividades relacionadas con la tecnología, y promover la participación por igual de niños y niñas, es una asignatura que necesita mejorar por un futuro en igualdad.