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Entrevista con Iraida Amaya
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Entrevista
¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional hasta el puesto que desempeñas actualmente?
Siempre me ha atraído la rama de ciencias, desde pequeña me gustaban mucho los animales y la investigación. Estudié Biología, aunque mi padre quería que estudiara Informática. Ya en segundo de carrera, me pasé al Departamento de Genética para intentar ser alumna interna. Y en tercero de Licenciatura empecé a colaborar en torno a mutaciones en el ciclo celular de levaduras, como organismo modelo. En el último año me pasé a Bioquímica, que había más biología molecular y trabajaban con plantas, porque la experimentación con animales no lo llevaba muy bien. Desde entonces, no fue seguir un camino preestablecido, pero sí, el que crees que te va a gustar.
Iba a empezar la tesis doctoral en la Facultad de Ciencias de Málaga, pero mi entonces novio y hoy marido, se iba a ir fuera un par de años, a Inglaterra. Era el momento perfecto de quedarme o contactar para hacerla en el extranjero, y así lo hice. Me dieron la beca Marie Curie, e hice el doctorado sobre el control de la floración en plantas.
Después nos volvimos a Málaga, y fue una carrera de obstáculos, porque tienes que buscar contratos de reincorporación, formas de estabilizarte, presentarte a oposiciones…Fue un proceso lento, tardé 10 años en conseguir una plaza fija en el IFAPA. Y desde entonces trabajo en genética de fresas. Una línea de investigación, en la que tratamos de identificar genes asociados a los caracteres de interés para la mejora de la fresa.
¿Cuál es tu experiencia en cuanto a igualdad entre hombre y mujeres según tu trayectoria académica y profesional? ¿Crees que hay suficiente talento científico para la sociedad que viene?
Desde que estudié, la tesis y etapa post doctoral y puesto fijo, no he notado desigualdad. Pero a nivel de escalas superiores, sí que hay más hombres que mujeres. En general, vamos más despacio en la incorporación a esos puestos, principalmente creo que por ciertas barreras que puede suponer la fase de la maternidad.
¿Qué tipo de barreras causan esa lentitud o suponen un freno en la trayectoria profesional de las mujeres?
La investigación es muy sacrificada, necesita mucha dedicación. Según mi experiencia, y la que he visto en mis compañeras, los primeros ocho meses después de la maternidad, es inevitable que tu nivel de investigación baje. Esos meses requieren mucha dedicación de la familia, y especialmente de la madre. Es algo temporal que luego se recupera, pero limita si coincide cuando sale una plaza fija, en ese caso no estás en igualdad con otros compañeros.
La investigación es un sistema de meritocracia principalmente, ¿crees que no ha llegado la conciliación a este ámbito para igualar las oportunidades del hombre y de la mujer?
Se hacen algunas cosas y están muy bien. Por ejemplo, en el caso de solicitar un contrato Ramón y Cajal (RYC), que es muy prestigioso y concede el Ministerio de Ciencia e Innovación, se tienen en cuenta las bajas maternales para extender el periodo en el que se puede solicitar. Pero, aun así, se retrasa la incorporación de las mujeres a los niveles mas altos, de toma de decisión… estamos aún por detrás que los hombres.
La relación de ciencia y tecnología, especialmente a raíz de la pandemia, se ha estrechado y acelerado como consecuencia de esta revolución tecnológica que vivimos. ¿Has notado ese cambio en estos últimos años?
Sí, sin duda, y a muchos niveles. Desde los más más básicos, a nivel de teletrabajo, con reuniones internacionales desde casa, hasta los programas que utilizamos para analizar datos, o las secuenciaciones de ADN, que ahora necesitan un nivel de computación muchísimo mayor.
¿Crees que es necesario para la juventud adquirir unas competencias digitales básicas, al margen de a lo que se vayan a dedicar en el futuro? ¿Pueden encontrar barreras si no tienen esas habilidades tecnológicas para dedicarse a carreras vinculadas a la ciencia?
Por supuesto es muy importante, y lo considero muy útil, aunque quizás no tanto como una barrera. En principio, al menos en mi caso no me formé y he llegado a trabajar en ciencia, pero no se puede negar su utilidad y necesidad, en pleno proceso de transformación digital y con las perspectivas de futuro que tiene la tecnología.
¿A lo largo de tu trayectoria, has tenido un referente o modelo que te inspirara para llegar hasta dónde estás hoy?
La verdad es que no he tenido un referente concreto. He tenido docentes que me han inspirado, pero siempre he tenido claro lo que me gustaba. También mi padre, al que siempre le ha gustado la ciencia, me inculcó el amor por la biología. Recuerdo que en las clases de biología del instituto me encantó Mendel. El que un monje, jardinero y botánico, se dedicara a hacer cruzamientos, y a observar cómo segregaban caracteres y formular unas leyes básicas para la genética, me inspiró. Creo que es super importante la capacidad de observación en la ciencia.
¿Crees que existe algún tipo de imagen social o estereotipo relacionado con la persona que se dedica a la ciencia, y que ello puede afectar especialmente a las mujeres que quieren dedicarse o se dedican a ella?
La juventud y la sociedad en general, creo que viven de espaldas a la ciencia, creo que interesa poco. Ocurre que lo que aparece en los medios, en la mayoría de las ocasiones son representantes políticos transfiriendo temas de ciencia, y no dan una buena imagen de la ciencia cuando se contradicen unos a otros.
¿Crees que uno de esos obstáculos que alimentan esa falta de interés de la juventud, es el desconocimiento de las carreras vinculadas a la ciencia y los proyectos que se pueden llevar a cabo?
Creo que sí. Hay que enseñar desde las escuelas, cómo se desarrolla y funciona el proceso científico. En ocasiones se habla de los resultados de un trabajo científico, pero no se explica de dónde viene, cómo se ha evaluado, si se ha demostrado que está bien hecho, si ha sido publicado en una revista científica con evaluación por pares… A veces lo ensayos se comportan de diferente manera en circunstancias diferentes. Se debe comprender mejor cómo funciona la ciencia, para así no dar por sentado, sino ser críticos y saber diferenciar qué resultados son creíbles, si han sido publicados en revistas científicas y cuáles necesitan que se evalúen más o en estudios mas amplios antes de ser considerados concluyentes.
Háblanos de la necesidad de humanizar la ciencia y la tecnología, de cómo debe acercarse a las personas y tener un planteamiento ético, así como mostrar que su trabajo está al servicio de las personas. ¿Falta visibilidad y difusión para fomentar vocaciones científicas en la juventud?
Sí, hace falta, y se está trabajando en ello con la celebración de efemérides, jornadas, puertas abiertas en los centros de investigación, actividades…como las que hace WomANDigital. Es muy importante para ese acercamiento a la juventud de la ciencia, eventos en lo que puedan preguntarnos directamente sobre nuestro trabajo.
¿Qué puede pasar si en la innovación y en el diseño y desarrollo de los procesos científicos las mujeres no juegan un papel activo?
Sería muy triste porque las mujeres tenemos ideas estupendas, al igual que los hombres. Y nuestra visión y nuestro trabajo es excelente y necesario. Debería haber más mujeres en innovación y en puestos de toma de decisión.
A raíz de la Agenda 2030 y la consecución de los 17 ODS, el desarrollo tecnológico se ha aliado al desarrollo sostenible. ¿Cómo vivís esta relación desde la ciencia y cómo ayuda a proyectos como el que tú trabajas?
El papel que tiene la investigación es indiscutible, y la biotecnología a nivel agrario es increíble. Hoy en día hay métodos de edición genética por el que se pueden hacer plantas más sostenibles, resistentes a patógenos…El problema que tenemos en Europa, es que esas tecnologías suelen tener una mala opinión, por parte de organizaciones ecologistas. Y en ocasiones ya sin fundamento. Estas innovaciones biotecnológicas deben pasar por exámenes muy exhaustivos para demostrar que son seguras y beneficiosas, y creo que debería cambiarse la legislación europea en ese sentido. Tenemos un problema de imagen asociada a la biotecnología, por ejemplo, a la hora de llevar a cultivos plantas editadas genéticamente. Existe un desconocimiento brutal.
¿Qué se puede hacer para cambiarlo o cómo se pueden desmitificar lo negativo asociado a esa profesión?
Hay que hacer ver que pueden suponer una gran ganancia en cultivos para países en vías de desarrollo, hechos por investigación pública y donados de forma gratuita. Pero, a pesar de ello, sigue habiendo miedo a implantarlos. Un compañero que trabaja en un proyecto en esta línea nos comentaba que se había cansado de dar conferencias expresando su opinión, porque la gente que no está dispuesta a escuchar, no la puedes convencer. En ese sentido es un problema, y no podría decir cuál debe ser el camino.
Algún mensaje final para las chicas que estén planteándose dedicarse a la ciencia, o tienen dudas por ese falso mito que les hace pensar que va a ser muy difícil.
Que tengan fe en ellas mismas, porque no hay una carrera más difícil que otra. Hay que perseguir tus sueños y dedicarte a la carrera que te guste. Quizás no puedas llegar a donde tenías pensado, pero si estudias y trabajas con esfuerzo, y vas tomando decisiones en el proceso, al final llegas a tu objetivo o a otro que también te puede llenar. Y también decirles que ellas pueden. Hay que trabajar en la conciliación si tienes pareja, en la igualdad en la familia, lo cual va a contribuir a que la maternidad sea igual a la paternidad.