Referentes

Entrevista con Lola Carranza

Licenciada en Derecho y especializada en recursos humanos, sintió una vocación tardía y casual por las STEM al realizar sus prácticas en una empresa tecnológica. Así, poco a poco, fue gestando su vinculación con las TIC, en plena era del boom de las .com, y comenzando en Arrakis, un proveedor de Internet que fue adquirido por British Telecom donde desarrolló su carrera durante dieciocho años. Su espíritu emprendedor, la llevó a desarrollar su faceta de asesora en derecho digital para empresas tecnológicas, hasta llegar a su posición actual como directora del departamento de derecho digital y negocios tecnológicos en Montero Aramburu Abogados.

Personal

Un hobby.

Cocinar.

Un lugar.

el campo, Cazalla de la Sierra, para desconectar.

Un libro.

“Quien se ha llevado mi queso”. Es del año 98 y me lo regalaron mis compis de Madrid cuando me vine a Sevilla, porque para mí fue un cambio de vida brutal. Este libro me ayudó a adaptarme enfocándome en lo que quería hacer y evitando que el miedo me lo impidiese. Le tengo mucho cariño.

Una película.

“La vida es bella”. Me alucina cómo el padre utiliza el ingenio para proteger a su hijo, así como el triunfo del amor y la resiliencia humana.

Un personaje.

De ficción, Mafalda. Me encanta cómo piensa y se cuestiona el mundo en el que vive, adelantándose a su época. Un personaje real, me parece encomiable Teresa de Calculta.

Una app.

sin dudas, Whatsapp. Por la conexión que me permite con el mundo, esté donde esté.

Una palabra que te defina.

Pragmática. Una de las frases que siempre digo es “vamos a hacerlo a la primera”.

Entrevista

En tu andadura de búsqueda vocacional, ¿Qué ha significado la tecnología y el mundo que ésta te brindaba?

Para mí lo ha significado todo, porque me ayudó a encontrar mi profesión, en un momento en el que buscaba nuevos alicientes. Además, descubrí la tecnología en un momento excepcional, en 1997, en plena fase de regulación y liberalización de las telecomunicaciones, por lo que para mí fue apasionante pues tuve la oportunidad de ver todo el desarrollo tecnológico de cerca, y además el poder regularlo.

En tu experiencia a lo largo de los años, ¿cómo has vivido el papel de la mujer en el sector TIC?

He visto que aún es emergente. Al principio, éramos muy pocas mujeres en las empresas tecnológicas, y las que había no ocupábamos puestos de dirección ni de visibilidad. En el mundo de la abogacía, además también éramos pocas y desempeñando roles estereotipados.

Con el propio desarrollo del sector, está siendo patente la transversalidad del mismo, surgiendo incluso nuevas profesiones como es la abogacía digital. ¿Nos puedes explicar un poco en qué consiste y qué significa para el desarrollo del sector?

Estamos ahora mismo en lo que sería una nueva revolución industrial, en la que la economía digital lo impregna todo. La tecnología ha cambiado nuestros hábitos de vida, sociales y profesionales… y va a ir a más. En un mundo digitalizado, tenemos que abordar una práctica cada vez más exigente para regularlo, con equipos multidisciplinares que conozcan no solo de leyes, sino con un amplio conocimiento de tecnología.

El derecho digital no existe como disciplina jurídica, pero estamos asistiendo a una explosión normativa de regulación de lo digital ya que impregna toda la economía de forma que, por necesidad, las empresas se han tenido que ir adaptando y requieren de seguridad jurídica por la actualización de equipos y programas, así como por el almacenamiento de información y datos.

Tenemos que hacer del cumplimento normativo digital, la bandera del proceso de digitalización, para ofrecer así el mejor producto o servicio con seguridad jurídica, evitando comprometer la actividad o la cuenta de resultados de una empresa por sanciones a infracciones cometidas. Con este fin trabajamos en el despacho para ayudar y asesorar a nuestros clientes.

Debemos acostumbrarnos a planificar nuestras empresas para ello, para no hacer un uso invasivo de la tecnología y no incurrir en la agresión a derechos fundamentales.

Abordamos pues la parte ética y de regulación normativa de la tecnología, que parece ir siempre por detrás y a demanda del propio desarrollo tecnológico ¿cómo es de importante pues, que el talento femenino esté activo y presente en este proceso?

Es absolutamente fundamental ahora mismo, ya que se está produciendo la eclosión de normas, porque en Europa no ha habido regulación expresa en la materia, desde la Directiva de Comercio Electrónico del año 2000. Salvo en materia de protección de datos, en lo que el Reglamento general de Protección de Datos fue un gran avance. Todo lo que ha surgido como redes sociales, Instagram o Tic Toc, han sido en el marco de esta antigua Directiva. Ahora mismo se ha publicado la Directiva de Servicios Digitales, la Directiva de Mercados Digitales, está en trámite el reglamento de Inteligencia Artificial…

Quizás lo que más impacto nos ha producido ha sido esto último, el desarrollo de la Inteligencia Artificial, que nos va a llevar a cambiar muchos modelos y, en este sentido, creo que nos encontramos en una sociedad damnificada por la era del algoritmo, que aprende del uso de cada persona. Por lo tanto, si la mujer no está en la fase del desarrollo ni de uso, tenemos un problema de sesgo, porque la inteligencia artificial va a pensar como un hombre. No nos podemos permitir que la tecnología sirva como medio de discriminación a la mujer, por eso es importantísimo que haya políticas que desarrollen y capaciten a la mujer para que pueda participar y contribuir en todas las fases: desarrollo y uso.

Has sido emprendedora y promotora de proyectos, y actualmente estás creando tu equipo de trabajo ¿te faltan candidaturas de mujeres?

Me faltan perfiles en general. Es difícil encontrarlos que combinen derecho y tecnología, y al final en Montero Aramburu hemos optado por ir formando y, por ello, en el equipo digital cuento con equidad entre hombres y mujeres y, además, son excepcionales: grandes profesionales y mejores compañeros y compañeras. Toda una gran suerte.

La tecnología puede ayudar a optar a mejores puestos de trabajo y mejor remunerados, y la sociedad se ha dado cuenta de que supone oportunidades laborales de calidad.

Los datos nos siguen indicando que existe una brecha de género que comienza por una falta de vocaciones TIC en las chicas ¿por qué sigue sucediendo eso? ¿tiene relación que existan aún pocas mujeres en los puestos de decisión del sector?

Creo que uno de los grandes problemas que tenemos, es la falta de visibilidad de las mujeres, que nos lleva a una falta de referentes, para inspirar y servir de ejemplo a otras chicas.

En los puestos de decisión y liderazgo, existen pocas mujeres, y además cuentan con poca visibilidad. Si bien, veo que cada vez va siendo una tendencia más emergente, cada vez hay más emprendedoras, más líderes… pero hay que darles la visibilidad necesaria.

La mujer es el 50% de la sociedad, y ello no se representa en las carreras STEM. Necesitamos políticas activas por parte de gobierno, de las empresas y de la sociedad en general, pues tenemos que ser referentes en la materia para aquellas personas que se lo estén pensando o para que puedan tener en cuenta optar por estas profesiones.

Y desde el ámbito educativo y de formación profesional, ¿existen carencias en cuanto a dar a conocer estas profesiones emergentes, y presentarlas como oportunidades laborales?

Analizando, veo dos aspectos diferenciados. Por un lado, la juventud, que considero que van a poder acceder a puestos de trabajo que no conocemos a día de hoy, y por lo que educacionalmente hay que cambiar los modelos en este sentido, para capacitar para la realidad del mundo al que se van a enfrentar. Y, por otro lado, hay que trabajar la capacitación de personas mayores que por ejemplo, por pérdida de empleo o por inserción tardía en el mundo laboral, el mundo de la tecnología les puede ofrecer tanto una forma de acceder así como una forma de desarrollar determinadas iniciativas de forma más eficiente. Para ello, hay que capacitar desde todos los ámbitos, no solo desde el sistema educativo oficial.

Por ello, uno de mis grandes descubrimientos, ha sido mi faceta como docente. Me encanta la docencia y la universidad Loyola ha significado una gran oportunidad. Soy profesora en derecho civil, pero muchos de los ejemplos que trabajamos son de mi día a día tecnológico. También soy profesora de Máster en Compliance Digital… y todo esto me sirve para intentar fomentar y despertar vocaciones.

Hablamos de la necesidad de inspirar a las nuevas generaciones y, para ello, el valor de la cercanía se ha demostrado como una herramienta eficaz… ver a nuestro alrededor mujeres profesionales de las STEM y las TIC. Para conseguirlo, se plantea una cuestión como la conciliación… ¿en qué punto crees que nos encontramos?

Muchas veces la pérdida de visibilidad se da precisamente por esa dificultad en la conciliación. La mujer tiene un papel familiar y social, que hace que tenga períodos en su vida en los que deba conciliar de forma poca equitativa. Para solucionar esto, son necesarias políticas de conciliación muy activas para que pueda compensarse, como poner en práctica la flexibilidad que nos da el teletrabajo, entre otras.

Debe existir una mezcla de todo: oportunidad, conciliación y visibilidad, para que la mujer del sector realmente pueda llegar a donde tiene que estar, y sirva así de referente.

Como sociedad debemos romper estos lastres, poner a la mujer donde le corresponde, y así la mujer asumir su papel en el desarrollo de este nuevo ecosistema, que tiene que ser absolutamente inclusivo.

¿Debe entonces el sector de las STEM y las TIC liderar este avance hacia la igualdad de género, y aprovechar la construcción de este nuevo ecosistema para hacerlo desde una perspectiva de igualdad?

Como el sector más dinámico y más en desarrollo de la actualidad, es el que tiene que mover estos cimientos anclados, y coger la bandera para dinamizar hacia la igualdad de género. Es un sector donde se trabaja mucho por proyectos, con flexibilidad en los horarios, con equipos multidisciplinares y deslocalizados… es el más modernizado en este sentido y, por ello, debe abanderar todo este cambio cultural que se necesita para el objetivo común de todo: que este nuevo ecosistema digital sea inclusivo, trabajando en la eliminación de todas las brechas de género en general, como por ejemplo la rural.

Según lo que has vivido a lo largo de estos años de trabajo, ¿vamos por buen camino? ¿vamos avanzando hacia la igualdad de género?

Vamos avanzando poquito a poco. Es cierto que la mujer cada vez está más activa, y va reivindicando su papel tanto a nivel de grupos formales como informales. Pero para que ello tenga sus frutos, debe ir de la mano de políticas activas y en este sentido se ven pocas.

Conseguirlo solas es complicado.

Solas es más complicado… ¿qué papel juega aquí entonces la sororidad?

Fundamental. Alimentarnos, ayudarnos, colaborar, retroalimentarnos y sumar entre nosotras… Tengo la grandísima suerte de pertenecer a grupos, tanto formales como informales, del sector TIC y de otros sectores, y es la única forma de conseguir los objetivos para nosotras y para las generaciones venideras. Todas aspiramos a dejar un mundo mejor a nuestros hijos e hijas, y en ese mundo, una de las cosas que me gustaría poder decir es “he luchado por la igualdad de género en el sector donde me muevo”.

Un consejo para esas chicas que están pensando a qué dedicarse y si apostar por un sector como éste, tradicionalmente masculinizado…

Lo primero, para cualquier persona, es que siempre luche por conseguir sus sueños. Para ello, es fundamental que explore, que se informe (lo tenemos a un clic), para saber discernir lo que es cierto y lo que no, y buscar a esas referentes y modelos a seguir, explorando el mundo y luchando por alcanzar su meta creyendo que es posible.

El talento femenino se va “fugando” a lo largo de las etapas profesionales en lo que se denomina la “tubería de fugas”… un consejo para esa mujer que se ha encontrado con alguna barrera de género y que vive esas dificultades.

Sería muy fácil decirle “sé resiliente”, pero a veces cuando te encuentras con muchas piedras en el camino o en situaciones adversas, lo que buscamos es el camino fácil. Y aquí es cuando hay que impulsar el compromiso que debemos tener con nosotras mismas y la lucha, apoyándote en otras compañeras a través de estos grupos y asociaciones, para que no te sientas sola y poder compartir experiencias que hemos vivido y que nos puedan servir para apoyarnos y ayudarnos.

Hablemos de inteligencia artificial, ámbito que se encuentra en plena fase de regulación normativa. ¿Hemos vivido unos años de deshumanización de la tecnología y estamos cambiando esta tendencia, para acercar la tecnología a la persona y no al revés?

La tecnología produce un gran impacto en nuestras vidas y, a veces, puede tener un impacto no deseado y poner en riesgos derechos fundamentales absolutos, como son la privacidad o la discriminación… Muchas herramientas de las que usamos a diario te pueden geolocalizar, posicionar, hacer una evaluación de tu rendimiento… y ello puede conllevar que, si no está bien regulado, se vulnere tu derecho a la privacidad. Los algoritmos pueden producir sesgos discriminatorios…

En este sentido, el derecho está para regular los conflictos que van surgiendo y, al margen de esta pura regulación, hay un planteamiento indispensable que es la ética, sobre lo cual saqué incluso la certificación en “desarrollos éticos digitales” porque para mí es fundamental. Muchas veces nos conformamos solo con cumplir, y se trata además de hacer lo correcto.

Es necesario, por tanto, que las profesiones humanísticas se acerquen a la tecnología, porque es el momento de decidir cuáles queremos que sean los criterios éticos que definan a esta era digital, cuáles son los límites éticos y hasta dónde queremos llegar. Aquí, la mujer tiene que ser parte de todo el proceso, fomentando las profesiones STEM pero siendo también usuarias activas de esta tecnología y, así el algoritmo, pueda aprender sin sesgos de género que nos excluyan.

¿Te gustaría aportar alguna idea más?

Lo que veo es que estamos en un sector complicado porque requiere trabajo, estar al día (mucho estudio, análisis…), sacrificio… Pero que también es muy bonito, porque es súper creativo. Al ser todo tan nuevo, hay muchas cosas que, por ejemplo, al no estar reguladas, prácticamente las creas tú. Tienes que tener conocimientos sólidos y creatividad, así como la capacidad de adelantarte… cada día te sorprendes, aprendes, te relacionas con todo en un sector tan transversal… En mi equipo trabajamos para todo tipo de empresas, no solo tecnológicas. Hay mucho que hacer y muchas oportunidades que aprovechar.