Referentes

Mª Carmen Aguayo

Entrevista con Mª Carmen Aguayo

Para Mª Carmen Aguayo, la ingeniería es lo que cambia el mundo, y la tecnología es lo que cambia nuestra forma de vivir. Su enorme vocación y su esfuerzo, la han llevado a liderar, en un área masculinizada como son las telecomunicaciones, y a disfrutar de su trabajo como una referente. Porque cree firmemente que nada bueno se consigue fácilmente, y por ello se ha de trabajar en despertar vocaciones para no desaprovechar el talento, eliminando obstáculos culturales y laborales para propiciar la inclusión de la mujer en el sector tecnológico. Y en definitiva, lograr mayor diversidad y representación femenina en todos los ámbitos, para conseguir una sociedad mejor y más igualitaria, con ayuda de la tecnología.

Personal

Un hobby.

Subir montañas.

Un lugar.

El patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba.

Un libro.

“El amor en los tiempos del cólera”, tiene mucho de realismo mágico, y me encantó.

Una película.

“Fahrenheit 451”. En este relato los libros están prohibidos, para que no se pierdan hay personas que se los aprenden de memoria. Lanza la idea de que, si no nos esforzamos por mantener lo bueno, se pierde.

Un personaje.

Matilda, es una niña que le encanta aprender, pero vive una familia que le prohíbe estudiar y le obliga a ver la tv. Tiene también parte de magia, pero su deseo de conocimiento es lo más importante, y logra tener esa vida dedicada a aprender. Creo que hay muchas “Matildas” en el mundo, que de tener las condiciones apropiadas serían personas extraordinarias. Chicos y chicas que se pierden en el entorno en el que han nacido. Tengo la sensación de que se pierde mucho talento, por la desigualdad de oportunidades.

Una app.

Me gustan las apps que miran al cielo, que te permiten ubicar los satélites, localizar las estrellas etc.

Una palabra que te defina.

Soy constante o una pesada, según se vea. Soy persistente, algo que puede verse positivo o negativo.

Entrevista

Para empezar, cuéntanos cómo ha sido tu trayectoria formativa y profesional.

De pequeña me gustaba mucho la Física, era mi asignatura preferida y pensaba estudiarla. Con 14 años vi un programa de tv sobre orientación profesional, buscando qué estudiar. Primero vi un espacio sobre ingeniería de minas, y a la semana siguiente, otro sobre telecomunicaciones. Me pareció magia, y no me equivoqué. Se asemejaba mucho a mis intereses, física, matemáticas, programación…y la parte social y vital de la ingeniería, que a mí me llenaba mucho. Fue una decisión acertada, estudiar una ingeniería más que una ciencia básica.

Me vine a Málaga a estudiar, después pasé un tiempo en Madrid y Sevilla, y a continuación entré en la Escuela de la Telecomunicación de la UMA, que estaba creciendo y salían plazas. Fui muy afortunada porque no había un interés excesivo para ser docente como hoy. Hice la tesis doctoral sobre tecnologías de transmisión, la forma en la que las señales se modulan, y se envían por el aire. Son las mismas técnicas que se utilizan en el 5G, así que sigo trabajando en esta temática sobre todo para comunicaciones móviles, que es a lo que he me dedicado principalmente. Pensando en el medio, pero también en cuál es el objetivo de la transmisión, teniendo en cuenta los retardos, la “edad” de la información que vamos a transmitir. En eso seguimos, cambiando las herramientas, como la inteligencia artificial, pero continuamos trabajando más o menos en los mismos temas.

¿La carrera cumplió tus expectativas?

En mi caso fue distinto de lo que esperaba, pero para mejor. Me interesaba mucho la física, y la carrera tenía muchas asignaturas relacionadas, pero había partes que desconocía de teoría de la información que jamás se me habrían pasado por la cabeza. Y la programación, tampoco sabía que podría divertirme tanto. La programación no como un fin, sino como herramienta que utilizo para hacer simulaciones, por ejemplo. También descubrí cómo las telecomunicaciones se imbrican en la sociedad, y el efecto que tienen, que asemejo al fenómeno de la imprenta, pero amplificado. Nos permite transmitir la información de manera inmediata en todo el globo. Pero todo eso lo descubrí y aprendí después.

¿Qué importancia tiene el hecho de humanizar la tecnología, y que la juventud se forme en competencias tecnologías más allá de la profesión que vaya a elegir?

Estamos viviendo un momento equivalente a cuando se inventó el alfabeto o la imprenta. Nos encontramos con una nueva manera de aprendizaje novedosa. El que sabe leer, es capaz de utilizar esa forma de trabajo. Y todos tenemos que saber leer, no solo es importante para los escritores que se dedican a ello, sino que es una herramienta general.

Tenemos gran cantidad de herramientas tecnológicas que se pueden emplear en cualquier campo, por ejemplo, la inteligencia artificial. Puedes ser capaz de utilizarla y aplicarla a áreas como la medicina, leyes, arte etc. Es una gran ventaja para encontrar un trabajo y como sociedad, porque permite un mayor desarrollo del conocimiento, y me parece fundamental. Desde esa perspectiva es imprescindible para la juventud, el ser un analfabeto digital impide el desarrollo de toda una generación.

Existe una brecha digital en cuanto al interés por las carreras STEM, y además afecta especialmente a las mujeres…

Existe en la sociedad una desafección hacia el esfuerzo. No creo que sea más difícil estudiar una ingeniería que medicina, pero existe esa visión y ese desinterés por las carreras tecnológicas. Con demasiada frecuencia se habla sobre las consecuencias negativas y posibles peligros de la tecnología en los libros escolares, y no se habla tanto de su utilidad. Primero les advertimos, y luego intentamos que les interese. Lo que cambia el mundo es la ingeniería, la tecnología es lo que cambia nuestra forma de vivir, y no se lo contamos.

Y además, a las niñas las coartamos desde una parte cultural, asumimos que no les interesa, que son más de letras. Y a las que sí les interesa la tecnología, se les asocia una percepción de que son niñas raras. Se unen una serie de factores, que hacen complicado que haya interés general de la población, y en particular de las niñas, por la parte tecnológica de la sociedad.

Me parece un error, porque las niñas son generosas y les gusta ayudar, y a través de la ingeniería se puede ayudar a muchísima gente, puede amplificar tu deseo de ayudar. No se están transmitiendo estas vocaciones y oportunidades de una forma adecuada, sino se centra el debate más en los peligros, en lugar de presentar la tecnología como algo rico que mejora nuestras vidas.

¿Cómo influye la falta de referentes reales en las que las chicas pueden sentirse atraídas por la tecnología?

Influye seguro. Las referentes de las niñas son sus madres, sus maestras y sus pediatras. Son las que ven todos los días o más habitualmente, y donde hay mayoría de mujeres. Todas hemos querido ser en algún momento maestras o enfermeras. Y, al final, esta situación marca mucho. Dentro de mi trabajo como directora de la Cátedra Mujer y Tecnología ‘Hedy Lamarr’ de la UMA, trabajamos a través de charlas y talleres en colegios e institutos.

Trabajamos desde Infantil, porque desde pequeñas ya tienen esa autopercepción de que las matemáticas son muy difíciles y no se les dan bien. A una edad en que no hay diferencia cerebral, no es una cuestión cognitiva, sino cultural. Llevamos a mujeres a dar charlas a las niñas para atraerlas hacia las carreras STEM, y en concreto hacia el ámbito tecnológico.

¿En base a qué retos y objetivos nació este proyecto?

Surge porque en la universidad detectamos que el número de mujeres en carreras tecnológicas decrecía y decrece. Por ejemplo, en la actualidad hay menos chicas estudiando telecomunicaciones que cuando yo estudié.

En ese descenso de estudiantes, habíamos empezado trabajar en secundaria con proyectos diversos. Me acerqué a empresas con sede en Málaga con las que trabajo, y nos decían que tenían necesidad de mujeres en sus equipos porque tienen una perspectiva distinta. Los equipos que cuentan con mujeres reciben un 40% más de citas en sus patentes que los compuestos solo por hombres. La necesidad de innovación que tienen las empresas se cubre mucho mejor en equipos en los que hay mujeres. No es el único factor, pero existe una ventaja competitiva real cuando existe esa participación femenina.

Las empresas, mostraron su interés en aportar su granito de arena. Entraron a participar Accenture, Avanade, DEKRA, Ericsson España, Google, Keysight Technologies, y Metro Málaga. Y como en sus planes estratégicos contaban con formar con equipos más diversos, comenzaron a colaborar con financiación y con la participación de sus profesionales en el diseño de las charlas y actividades. Así nace la cátedra que lleva funcionando aproximadamente un año, y ya hemos dado charlas a más de 2.000 escolares, hemos lanzado el segundo desafío, campamentos de verano…y más actividades en proceso como la búsqueda de referentes para las chicas, para que se vean reflejadas en ellas.

¿Qué puede pasar si continuamos con esa falta de inclusión de perspectivas y esa no representación del 50% de la población en el diseño de tecnología?

Las soluciones serán menos eficientes. Si tienes solo una parte de la población desarrollando el total, te impide cubrir las necesidades completas de la sociedad. Va a ser una solución, por tanto, que será peor. Como ejemplo, en inteligencia artificial, si tienes a una mujer diseñándola, va a ser más fácil detectar los sesgos sexistas de la sociedad que esta reproduce. Es más fácil detectar sesgos en equipos diversos, porque si no la hay, faltan perspectivas y el desarrollo tecnológico es peor.

La falta de la participación femenina refuerza sesgos que la sociedad no quiere, como sexismo, racismo…y refuerza el papel secundario de la mujer, porque los puestos de trabajo con mejores salarios en los próximos años, donde además va a haber más trabajo, van a estar en ámbitos tecnológicos. Si como sociedad queremos cambiarlo, la tecnología ha de desarrollarse en grupos diversos e igualitarios, con representación de mujeres y grupos minoritarios en su desarrollo.

¿Te has encontrado a lo largo de tu trayectoria con obstáculos o barreras de las que dan lugar a esa brecha de género en este sector?

Obstáculos legales no hay, pero sí otro tipo de obstáculos como las redes de contacto en sentido amplio. Como la mayor parte son hombres, resulta más difícil montar esa red cuando eres mujer. Y, de hecho, aparece una red paralela de mujeres, que luego se imbrica en la red general a través de los puestos que cada una ocupa en su trabajo. Pero es una red más corta que esa red general. Por ejemplo, asociaciones, actividades, o iniciativas como WomANDigital, forman parte de esa red paralela de mujeres.

También se da otros problemas generales relacionados con el desarrollo de la sociedad, que poco a poco se van mitigando. Es el caso de la maternidad. Cuando fui madre, en el tiempo que estuve de baja los proyectos siguieron avanzando sin mí, publicaciones en las que no se me incluyó, proyectos que se pidieron y en los que no participé… Cuando tuve mi segundo hijo, intenté seguir manteniendo un mínimo de trabajo para no quedar fuera del sistema.

Ahora los hombres también tienen un baja por paternidad, y no sé si esto conseguirá mejorar la situación. Porque también hay estudios que apuntan que cuando las mujeres nos damos de baja por maternidad cuidamos a los hijos/as, y los hombres, sin embargo, siguen haciendo publicaciones porque trabajan desde casa.

También está la sensación en la sociedad de que si eres madre ya no tienes interés por ascender o asumir responsabilidades. Y es algo general, relacionado con los techos de cristal. No se ofrece un puesto a una mujer valiosa, porque como es madre, se asume que no va a tener interés o querer dedicarle más esfuerzo a ese trabajo. Hay, por tanto, muchos factores sesgados, que tienen que ver con factores culturales generales a todos los trabajos

¿Qué podríamos pedir tanto por el ámbito público como privado, en cuanto a condiciones laborales de las empresas?

La cuestión está en que, cuando se habla de conciliación, se asocia a medidas para que las mujeres cuiden a los hijos/as, no en general. Solo algunas como la extensión de la paternidad no transferible, que es algo que cambia la perspectiva de que la maternidad no es solo cosa de mujeres, sino una responsabilidad general para padres y madres. Y esto produce un cambio en la perspectiva de la empresa. Ya no es solo un problema solo de mujeres, algo que antes estaba muy sesgado.

Son necesarias ese tipo de medidas para que sean para que la sociedad al completo se implique en la crianza. Y que incidan en los problemas que afectan al desarrollo profesional de las mujeres, que vienen principalmente justo después de la maternidad, al menos en mi experiencia. Si no hubiera sido madre, mis problemas de género no hubieran existido posiblemente.

 ¿Desde tu puesto actual encuentras dificultades para incorporar talento femenino a los equipos?

Es que tenemos pocas mujeres en las carreras, por eso es complicado. En mi equipo de laboratorio se han incorporado 4 chicas, pero ha habido épocas sin representación femenina. Hubo una larga temporada en la que la única era yo, a pesar de haber estado en búsqueda activa de mujeres. Son pocas, pero en general son más contantes, ordenadas y buenas trabajadoras en equipo, por lo que las buscamos con ahínco en telecomunicaciones, porque obtienen muy buenos resultados. Tienen mejor media que los hombres, porque son más vocacionales y con una forma de trabajo más cercana a la necesaria en un equipo, con menos competitividad y sin necesidad de destacar.

¿Has vivido esa dificultad, esa barrera para llegar a los puestos de liderazgo?

Principalmente los problemas de las redes de contacto que hemos comentado, y algunos aspectos relacionados con la movilidad. Tener una familia limita tu movilidad. En el caso de los hombres, tiran de toda la familia, y en el caso de la mujer, es muy difícil. Algo que no es muy diferentes a otros ámbitos.

Soy directora de mi departamento, que voy a dejar para ser directora del Instituto de Investigación en Telecomunicación de la UMA. Por tanto, yo no he tenido ese problema de acceder al liderazgo, pero no es el habitual. Las mujeres que tienen más fuerza se les ve como las mandonas, pero yo lo asumo con “alegría y deportividad”. No me enfada, aunque esa percepción existe en general.

¿Has contado con alguna persona que haya sido una referencia, apoyo o inspiración?

Mi director de tesis ha sido fundamental en mi carrera en todos los aspectos, pero quien me motivó en un primer momento cuando estudiaba con 18 años, en el consejo de departamento, fue la primera mujer que entró con 25 años. Fue Teresa Martín, quien ahora es compañera.

Estudió Física, y comenzó en ese momento en la escuela, y recuerdo pensé “yo quiero ser como ella”. Y algunas veces me ha dicho cosas que han fortalecido mi posición, sin ella ser consciente, me ha hecho más fuerte. Recuerdo que una vez estaba muy desanimada porque no encontraba trabajo y me dijo, “ellos se los pierden”. Me ha servido como guía, me ha sido muy útil en mi desarrollo profesional, aunque no hayamos trabajado nunca juntas, sí que iba un poco por delante y marcándome el camino.

Un mensaje para las chicas que se están planteando estudiar tecnología, y para aquellas mujeres ya decididas, pero que se están encontrando dificultades y barreras.

Para las chicas que no han empezado, que lo prueben. Si les gusta, que lo elijan sabiendo de qué va, y si no les gusta, también. No deben rechazar la tecnología de oídas. Que sepan de primera mano si les gusta, porque forma parte de un trabajo en equipo muy divertido. Y ese deseo adolescente de querer cambiar el mundo, con la ingeniería puedes resolverlo, decidir a qué parte del mundo y de la sociedad quieres ayudar, y dedicarte a ello. Es muy valioso.

Y a las mujeres que ya están teniendo problemas, recordarles que nada bueno se consigue sin esfuerzo. Decirles que busquen ayuda, apoyo, alguien que las escuche y entienda los problemas que tienen. Una mentora que les pueda ayudar, que tenga una perspectiva y suavice el problema, o le dé la importancia que tiene en el momento concreto, y les ayude a vislumbrar una salida diferente a la que habían pensado.