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Entrevista con Sylvia Daunis

Apasionada del marketing y la comunicación, se formó en Publicidad y Marketing en los años 90 en Sevilla y, tras más de 25 años de experiencia en turismo y cultura, inició su reinvención profesional en 2016 para alinear su vocación con su propósito. Actualmente, es consultora estratégica de marketing en redes sociales y mentora de emprendedoras digitales, especializada en dinámicas de mentalidad y marca personal. En sus propias palabras "In this life, nothing is impossible. Have faith in it: you will get it!".

Personal

Un hobby.

Tengo muchos, soy inquieta: Decoración, pintar y deportes varios (nadar, pilates, bicicleta y senderismo).

Un lugar.

El faro de Formentera.

Un libro.

Cualquiera de Federico García Lorca.

Una película.

Soy muy cinéfila y es difícil elegir, pero me quedo con Callas Forever (Franco Zeffirelli) donde además tuve el privilegio de trabajar (Dirección de Arte).

Un personaje.

Coco Chanel.

Una app.

Instagram, soy super instagramer.

Una palabra que te defina.

Giver (dar sin pedir nada a cambio).

Entrevista

Comencemos remontándonos un poco hacia atrás, ¿Cuál era tu visión de la tecnología cuando eras apenas una estudiante y cuál es tu visión actual?

Desde siempre he sido tecnológica la verdad. A los 8 años, en 1980, yo manejaba cámaras fotográficas y de cine analógicas de esas con carretes y me fascinaba que esos “aparatos” pudiesen crear cosas mágicas, escuchaba discos de vinilo en el tocadiscos de mi abuelo y tuve el primer walkman. En 1984, en sexto de primaria, yo vivía en Bélgica y nos empezaron a dar clases de informática y teníamos las primeras consolas de video juegos: desde el primer momento me fascinó lo que se podía hacer con un ordenador. Cuando empecé a estudiar diseño gráfico, primero hacíamos todo manualmente, con lápiz y papel, incluso maquetar libros, aunque ya empezaban a usarse los programas de diseño en Mac y ya me pasé al diseño por ordenador…lo utilicé y aprendí desde el momento en el que tuve acceso, por suerte, mi padre me regaló un ordenador en 1993, él siempre fue muy tecnológico y sabía de la importancia y avances de cualquier tecnología (¡y lo sigue siendo con 90 años!).

Mi visión actual de la tecnología: imprescindible , es una herramienta que todas las personas en mayor o menor medida usamos y, debemos admitir que nos ahorra mucho tiempo y el tiempo es oro, porque el tiempo vuela… Aunque en contrapartida a veces pienso que me satura por el exceso de tecnología para todo (incluso hay bares que solo admiten pedidos desde su App, y el camarero tradicional no viene a la mesa…), eso me da un poco de pena porque nos deshumaniza socialmente hablando…hay que buscar un equilibrio y dejar cosas tradicionales, que también están bien y no hace falta tener (como camareros robot, eso personalmente me parece original, pero humanamente hablando, no me gusta tanto…).

Como experta en emprendimiento digital, eres muy conocedora y consciente de las ventajas que el mundo digital plantea. En este sentido, ¿Crees que es importante para la juventud adquirir competencias técnicas y conocer intrínsecamente la tecnología, independientemente de la rama profesional que se elija?

Totalmente, es una ventaja competitiva a nivel laboral, porque la tecnología está en todas partes, quien sepa utilizar herramientas digitales o incluso herramientas de IA tiene una ventaja frente a quien no sepa usarlas…Eso está claro.

Y ojo, la IA no quita puestos de trabajo, crea nuevos puestos de trabajo y está en todos los ámbitos empresariales.

La tecnología ahorra mucho tiempo y, por tanto, las empresas pueden producir más y al fin y al cabo, las empresas lo que necesitan es reducir costes, tiempos, etc, para ser más productivas y rentables. Si una persona con una herramienta, hace el trabajo de tres  personas que lo hacen manualmente y en menos tiempo, pues está claro.

Y también, como emprendedora yo gano mucho tiempo y calidad de vida gracias a muchas herramientas de automatización y de IA. Por ejemplo, antes con un cliente al que le gestiono la redes sociales tardaba 10 horas en hacer el trabajo, ahora gracias a ciertas herramientas, tardo la mitad. Eso me permite, bien abarcar más clientes, bien tener más tiempo para mi vida personal.

Tecnología, persona y sociedad… ¿es el pensamiento digital la clave para entender la importancia de la tecnología para el resto de sectores y para la sociedad? ¿qué significa este concepto y cómo afecta a la definición de estrategias que contribuyan a una buena transformación digital? ¿Cuáles son los principales retos de la sociedad digital en este sentido?

Sí, el pensamiento digital es clave, sin duda. Pero no me refiero solo a saber usar herramientas digitales o estar al día con las tendencias. Para mí, el pensamiento digital es una mentalidad. Es entender que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar procesos, facilitar la vida de las personas y conectar mejor con los valores y necesidades de una sociedad en constante cambio.

Desde mi experiencia como consultora de marketing y mentora de emprendedoras digitales, veo que muchas veces se confunde transformación digital con simplemente “estar en redes” o “tener una web bonita”. Pero la verdadera transformación empieza mucho antes: en cómo pensamos, en cómo estructuramos nuestras decisiones, y en cómo integramos la tecnología para crear valor real.

La tecnología sin enfoque humano no funciona. Por eso siempre digo que las estrategias digitales deben ser tan humanas como técnicas. El reto no está solo en la adopción de nuevas herramientas, sino en preparar a las personas para usarlas con criterio, empatía y propósito.

Uno de los mayores desafíos de la sociedad digital es precisamente ese: encontrar el equilibrio entre lo técnico y lo humano. Entre la eficiencia que nos da la automatización y la cercanía que aporta una buena comunicación. Entre el dato y la emoción. Por eso es tan importante educar desde el pensamiento digital: para que todas las personas, desde cualquier sector, entiendan que pueden ser protagonistas del cambio, no meras espectadoras.

¿Cómo ves el papel de las mujeres en el sector TIC? ¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en el desarrollo de su carrera en el sector? ¿Alguna anécdota al respecto? ¿Algún consejo para esas mujeres que temen o que se están encontrando con estas barreras?

El papel de las mujeres en el sector TIC es cada vez más relevante, pero aún insuficientemente visible. Estamos en plena transformación, y aunque se están dando pasos importantes, todavía queda mucho por hacer para que el talento femenino tenga el lugar que merece, no como excepción, sino como norma.

Las mujeres podemos ejercer las mismas profesiones que los hombres pero, por desgracia, la principal barrera es la mentalidad de la sociedad que, a pesar de haber avanzado, siguen habiendo profesiones masculinas y femeninas, y sinceramente, yo pienso que eso ya está pasado de moda. No hay rosa para niñas, azul para niños, pero mucha gente sigue pensando así y lo inculcan a sus hijos e hijas… Las profesiones TIC siguen siendo en su mayoría masculinas…

No significa por ello que no haya mujeres en el sector TIC, las hay y por cierto MUY buenas, pero siguen siendo minoría.

Desde mi experiencia acompañando a madres emprendedoras digitales y formando parte de comunidades femeninas en tecnología, veo a diario cómo muchas mujeres llegan al sector con una mochila cargada de inseguridades que no vienen de falta de talento, sino de falta de referentes, de apoyo o de oportunidades. No es que no sepan… es que no se lo han creído aún.

Los obstáculos a menudo no son técnicos, sino estructurales y culturales: el síndrome de la impostora, la falta de conciliación real, el miedo a no estar “lo suficientemente formadas”, o la presión por demostrar el doble para obtener la mitad de reconocimiento. A muchas les cuesta incluso nombrarse como profesionales digitales.

Recuerdo una vez en una formación, una alumna me dijo: “Es que yo solo soy mamá y estoy empezando a ser community”. Le contesté: “Tú no eres solo nada. Eres mucho. Y esto que estás construyendo merece ser nombrado con orgullo”.

Mi consejo para las mujeres que sienten miedo o que se están topando con barreras es: rodéate de comunidad, de otras mujeres que estén en el mismo camino o un paso más adelante. Habla, comparte, pide ayuda, empodérate junto con otras compañeras que están en el mismo barco que tú. La tecnología no es un mundo ajeno, es un lenguaje que también nosotras podemos hablar, crear y liderar. Y sí, cuesta… pero no estás sola.

Y como siempre digo en mis mentorías: cuando una mujer avanza, todas avanzamos.

¿Puedes hablarnos de alguna persona, hombre o mujer, que te ayudara a desarrollarte profesionalmente o que significara un apoyo esencial para ti? ¿Has tenido algún referente femenino que te inspirara o guiara?

La verdad es que he tenido la suerte de nacer en una familia con mentalidad abierta (española y belga), donde cada cual hemos podido ser y hacer lo que hemos querido, sin tabús ni frenos. Por tanto, reconozco que eso ha sido una gran ventaja para mí. Mi padre era periodista y empresario del mundo editorial y mi madre era poeta y fotógrafa, tenía un abuelo empresario y político (Belga), y me he sentido arropada y apoyada siempre, lo cual ha hecho que tenga la autoestima elevada, lo tengo claro. Mi referente masculino: mi abuelo empresario que empezó vendiendo puerta a puerta una pieza para las radios (en plena segunda guerra mundial) y levantó un grupo empresarial importante. Y mi referente femenino principal: mi madre, luchadora nata, que vino a España muy joven, se casó con mi padre y, en los años 70, formó parte de la fundación del partido feminista español, con todo lo que ha conllevado eso en plena dictadura de Franco.

Y mis referentes actuales femeninos profesionales, sin duda 2: Vilma Nuñez, dominicana viviendo en Miami, para mí la reina del marketing mundial en español, e Irene Millán, valenciana, la reina de la diferenciación en marca personal para emprendedores. Sus historias, sus comienzos, su evolución…me fascinan.

¿Cuál crees que es la imagen social que se tiene de las mujeres profesionales del sector TIC? ¿Crees que existe un estereotipo asociado con las profesiones? ¿Y con las mujeres que se dedican a estas profesiones? ¿Alguna anécdota personal sobre esto?

Durante mucho tiempo, la imagen social de las mujeres en el sector TIC ha estado rodeada de estereotipos bastante rígidos. Aún hoy, cuando dices que trabajas en tecnología, en redes o en el mundo digital, muchas veces te encasillan en profesiones “menores” o más “blandas” dentro del sector, como si solo nosotras nos encargáramos de lo estético o de la parte social, y no fuéramos capaces de liderar estrategias, innovar o desarrollar soluciones complejas.

Además, persiste esa idea de que las profesiones tecnológicas son frías, distantes, masculinas… y, por tanto, incompatibles con lo emocional, con lo humano, con la conciliación. Como si la tecnología y la empatía no pudieran ir de la mano.

Y sí, existe un estereotipo, no solo con las profesiones, sino con las mujeres que nos dedicamos a ellas: o demasiado técnicas y desconectadas del mundo real, o demasiado “creativas” como para tomarnos en serio. Y es absurdo. Porque, precisamente, lo que está cambiando el mundo digital es la capacidad de unir estrategia, tecnología y humanidad.

Lo veo cada día en las madres emprendedoras digitales que acompaño: mujeres que han salido de sectores muy diversos y se están formando y profesionalizando en campos digitales con una fuerza y una visión increíbles. Y lo que más me emociona es que muchas de ellas están rompiendo ese estereotipo con su propio ejemplo.

Por eso es tan importante visibilizar nuestras historias y romper los moldes desde dentro. Mostrar que en este sector cabemos todas: las analíticas, las creativas, las programadoras, las estrategas, las líderes. Porque la tecnología no tiene género. Pero sí necesita más mujeres visibles para inspirar a otras.

Anécdota: mi sobrina, de 35 años, trabaja en Suiza hace 10 años y ha tenido la suerte de tener buenos puestos de trabajo por las carreras que ha estudiado, sus idiomas etc… El año pasado fui a verla a Ginebra, y me dijo que la habían nombrado Directora TIC de su empresa (una entidad bancaria importante con 4000 empleados), formando así parte del comité directivo (siendo la única mujer). Pero su comentario fue: “bueno, la verdad es que me han nombrado a mí por ser mujer, porque necesitaban cubrir el cupo para que parezcan una empresa donde la igualdad se cumple”. Me dio pena el comentario, pero fue su sentimiento. Mi respuesta inmediata fue que no creía que eso fuese así, porque ella es que es muy crack y que si la han nombrado es por su capacidad, que tampoco se la pueden jugar en un puesto así en una empresa así.

¿Por tu experiencia, piensas qué estamos avanzando para conseguir la igualdad de género real y efectiva en el sector TIC?

Desde mi experiencia, sí, estamos avanzando… pero no al ritmo que nos gustaría ni con la profundidad que requiere una verdadera igualdad de género en el sector TIC. Es cierto que hoy hay más iniciativas, más mujeres visibles en tecnología y más espacios como este —WomANDigital— que impulsan el liderazgo femenino y visibilizan el talento. Pero, también es cierto que muchas mujeres aún sienten que deben demostrar el doble, justificar su presencia en espacios técnicos o estratégicos, y luchar constantemente contra sesgos (a veces sutiles, otras veces muy evidentes).

Uno de los grandes avances que sí percibo es que cada vez somos más las que hablamos, compartimos y creamos comunidad. En mi caso, desde el proyecto TRIPLE M, veo cómo muchas madres emprendedoras digitales están construyendo negocios sólidos y sostenibles en el ámbito del marketing digital, la tecnología y la comunicación. Y eso, aunque sea desde el emprendimiento individual, también es una forma poderosa de romper barreras y reclamar nuestro lugar.

Aún queda mucho por hacer: fomentar referentes femeninos desde la infancia, derribar estereotipos, impulsar la corresponsabilidad en el hogar para que emprender o trabajar en tech no suponga una renuncia porque al final quienes renunciamos somos más las mujeres… Pero creo que cada paso cuenta. Y mientras haya mujeres comprometidas, apoyándose y creando redes, el cambio será imparable.

¿Qué les dirías a las personas dirigentes del estado y a las responsables de las empresas del sector, para que impulsaran acciones de impulso de igualdad de oportunidades? ¿Es necesaria una alianza público-privada?

Totalmente, deben existir alianzas público-privadas fuertes y efectivas, no solo sobre el papel, sino aplicadas con compromiso real. Y también medidas concretas como ventajas fiscales, subvenciones u otros incentivos a aquellas empresas que implementan planes de igualdad auténticos, no simbólicos. Porque ya hay acciones, sí, pero aún son insuficientes para lograr una transformación profunda.

Además, creo que desde los organismos públicos se debería ejercer más presión —y también dar más apoyo— a las empresas para contratar a más mujeres en todos los niveles, especialmente en puestos técnicos y de liderazgo. Pero para eso, hay que cambiar estructuras: ser más flexibles con los horarios, promover el teletrabajo real (no el “teletrabajo mientras cuidas”), ofrecer ayudas a la conciliación y, sobre todo, entender que la maternidad no es una desventaja, sino una fuente de habilidades como la organización, la empatía o la resolución de conflictos.

Hay muchas fórmulas de contratación posibles hoy en día, y muchísimas mujeres formadas, valiosas, con experiencia y con ganas de aportar. Solo falta abrir los ojos y dejar de mirar con prejuicios. Una alianza público-privada bien planteada puede generar un impacto positivo enorme, tanto para las empresas como para toda la sociedad.

La formación y coeducación de los niños y de las niñas son, sin duda pilares fundamentales para el futuro de nuestra sociedad y economía, siendo imprescindible el fomento de las vocaciones STEM desde edades tempranas y desde una perspectiva de igualdad. Y en este sentido, contar con referentes, como tú, que aporten dosis de realidad, cercanía, identificación e inspiración es fundamental. ¿falta actualizar los planes de educación en cuanto a asignaturas y orientación profesional, para dar a conocer el nuevo abanico de profesiones científico tecnológicas y las oportunidades que brindan? ¿Crees que se conocen las múltiples opciones y oportunidades, así como nuevas profesiones relacionadas con las TIC y las STEM? ¿Qué le dirías a la juventud que está decidiendo “qué va a ser de mayor”?

En primer lugar, le diría que sea lo que quiera ser y que lo que elija, le haga FELIZ. Y las familias, las instituciones, la sociedad, debemos tener más empatía, apoyarles y darles las herramientas accesibles.

Porque ese es el verdadero motor para aprender, reinventarse y crecer, incluso cuando las cosas se pongan difíciles (que se pondrán).

Pero para poder elegir con libertad, primero hay que conocer. Y ahí está el problema: todavía falta mucho en los planes educativos para reflejar la realidad profesional actual. Muchas de las profesiones con mayor demanda ni siquiera se nombran en las aulas. ¿Cuántos niños y niñas saben hoy qué hace una especialista en IA, una analista de datos o una diseñadora de experiencias digitales? ¿Cuántos saben que pueden vivir de algo creativo y técnico a la vez? Pocos.

Es urgente actualizar los contenidos y, sobre todo, incorporar orientación vocacional con perspectiva de futuro. Y hacerlo desde una mirada inclusiva, donde la juventud se vea representada en todos los sectores y se rompan de una vez por todas los estereotipos de género asociados a determinadas profesiones.

También necesitamos más referentes reales, que muestren la diversidad y cercanía. Gente que les muestre que detrás de cada carrera o formación hay un camino posible para todo el mundo. Que lo digital, lo tecnológico, lo científico… no es solo para unas pocas personas genias, sino para cualquier persona curiosa, creativa y con ganas de cambiar el mundo.

A la juventud le diría que su camino no está escrito. Que prueben, que se equivoquen, que descubran. Que las profesiones del futuro no solo están llenas de oportunidades, sino que necesitan mentes nuevas, frescas, con ganas de hacer las cosas de otra manera. Y que si algo no existe aún… ¡quizá les toque inventarlo!

En los últimos años, el emprendimiento digital ha demostrado su transversalidad con otros sectores, se podría decir que, con todos los sectores, así como la multidisciplinariedad de perfiles que se van necesitando. Con este escenario tan propicio, ¿qué claves, condiciones o características tiene esta opción profesional para liderar el avance hacia la igualdad de género?

El emprendimiento digital tiene un enorme potencial para ser un motor de igualdad de género, porque rompe muchas de las barreras estructurales que históricamente han limitado a las mujeres, especialmente a las madres. Por un lado, ofrece flexibilidad horaria y geográfica, permitiendo una mejor conciliación entre la vida personal y profesional. Por otro, facilita el acceso a formación continua, redes de apoyo y visibilidad profesional sin depender de estructuras jerárquicas tradicionales.

Además, este entorno promueve la colaboración multidisciplinar, el liderazgo horizontal y la innovación con propósito, valores con los que muchas mujeres conectamos profundamente. Desde mi experiencia como mentora de madres emprendedoras digitales, veo cómo este camino no solo permite generar ingresos y autonomía económica, sino también reconstruir la confianza, encontrar una voz propia y liderar con autenticidad.

Para que esta opción profesional lidere realmente el avance hacia la igualdad, es clave fomentar entornos seguros, espacios de sororidad y formación específica que empodere a más mujeres para emprender desde su talento y sus circunstancias. El emprendimiento digital, bien acompañado, no solo transforma vidas individuales, también transforma la cultura empresarial desde dentro.

Hablemos de conciliación, una de las barreras de género demostrada durante años ¿qué pasos debemos dar para mejorar las condiciones de conciliación en igualdad? ¿cuenta el sector TIC y estas profesiones con ventajas al respecto? La conciliación sigue siendo uno de los grandes retos para las mujeres, sobre todo cuando hablamos de maternidad. Muchas veces no es una cuestión de tiempo, sino de modelo. El cambio empieza por reconocer que cuidar no debería ser un obstáculo profesional, y que trabajar no debería implicar renunciar a cuidar.

El emprendimiento digital y los sectores TIC pueden ser grandes aliados en este sentido, porque ofrecen herramientas, metodologías y formatos de trabajo que favorecen la flexibilidad real. No hablo solo de poder trabajar desde casa, sino de repensar cómo medimos la productividad, cómo diseñamos los equipos y cómo integramos la vida personal en el centro de las decisiones laborales.

Acompaño a madres en reinvención profesional, y veo que cuando una mujer tiene acceso a formación digital, comunidad de apoyo y referentes reales, puede construir un modelo de trabajo sostenible, rentable y alineado con su realidad vital. Eso sí: no podemos dejar todo en manos del esfuerzo individual y del sector privado. Necesitamos políticas públicas que reconozcan el valor del trabajo de cuidados, apoyos económicos, educación en corresponsabilidad y más visibilidad de casos de éxito diversos.

Conciliar no es solo posible, es urgente porque disfrutar de la vida también es importante (y primordial). Y el sector digital, si se gestiona con perspectiva de género, puede marcar el camino. El mundo de los “workaholic” ha terminado, creo que desde la pandemia nos hemos dado cuenta que vivir es urgente y que nuestra salud mental es imprescindible para ello y, yo tengo claro que el equilibrio entre trabajo y vida personal es fundamental. Trabajar si, en su justa medida y de una forma sana.

Nos paramos ahora en las consideraciones éticas, ¿Es el momento de humanizar la tecnología para evitar reproducir sesgos y discriminaciones? ¿qué papel juega la ética en toda la revolución de la digitalización, proceso en el que es tan importante el uso de sesgos para el avance económico y social? ¿es importante incidir en la necesidad de una innovación social? ¿cómo trabaja una agente del cambio para hacer “entendible” y “posible” la digitalización para el grueso de la sociedad?

Sin duda, es el momento. De hecho, vamos tarde si no ponemos a las personas en el centro de esta revolución digital. La tecnología no es neutral: reproduce los sesgos de quienes la diseñan, programan y alimentan. Por eso, necesitamos una mirada ética, crítica y consciente que acompañe cada paso del proceso de digitalización. Y esa mirada debe incluir la diversidad en todas sus formas: de género, de clase, de cultura, de edad.

Como mentora y comunicadora, siento que mi rol no es solo enseñar herramientas digitales, sino hacerlas comprensibles y útiles para quien no nació en este ecosistema. Eso implica traducir lo técnico a lo humano, ofrecer formación cercana, accesible, y acompañar los miedos que muchas personas —especialmente mujeres— sienten al enfrentarse a un entorno que a veces parece exclusivo o elitista.

Digitalizar con conciencia es posible, pero solo si lo hacemos juntas y desde el compromiso de no dejar a nadie atrás.

¿Qué importancia tiene un concepto como la sororidad en un sector como el tecnológico y las STEM?

La sororidad es clave, especialmente en sectores como el tecnológico y las STEM, donde las mujeres todavía estamos infrarrepresentadas y, muchas veces, invisibilizadas. En estos entornos, que tradicionalmente han sido masculinizados y competitivos, tejer redes de apoyo entre mujeres no solo es un acto de cuidado, sino también de resistencia y transformación.

La sororidad genera espacios seguros donde compartir dudas, aprendizajes, oportunidades y fracasos sin miedo al juicio. Y eso es fundamental cuando hablamos de emprender, aprender algo nuevo o atreverse a alzar la voz en un entorno técnico. No se trata de excluir a nadie, sino de reconocernos, acompañarnos y empujarnos unas a otras hacia adelante.

En mi trabajo con madres que se reinventan en lo digital, lo veo cada día: cuando una mujer se siente acompañada por otras que han pasado por lo mismo, se atreve a más, se permite crecer y a menudo se convierte en referente para otras. La sororidad, en definitiva, no es solo una actitud, es una herramienta de empoderamiento colectivo. Y si queremos más mujeres en tecnología, en ciencia y en innovación, necesitamos crear más comunidad y menos competencia y desmitificar que es un mundo de hombres, porque por desgracias aún hay gente que lo piensa así…

¿Quieres aportar alguna idea o mensaje más? ¿te apetece lanzar algún mensaje?

Sí, me gustaría aprovechar este espacio para lanzar un mensaje de aliento y reconocimiento a todas esas mujeres que están reinventándose, aprendiendo a emprender, a digitalizarse, a confiar en sí mismas mientras crían, cuidan y sostienen mil cosas a la vez. Ser madre y emprendedora digital tiene su complejidad, su vértigo… pero también su belleza y su fuerza transformadora.

Por eso, acabo de publicar “El ABeCeDario de una emprendedora digital (y madre)”, un libro muy especial para mí. Cada letra del abecedario es una palabra que inspira una historia, pequeñas ficciones basadas en vivencias reales de amigas, alumnas y compañeras, contadas con humor, porque reírnos también es parte del proceso. Y cada letra es también un mandala para colorear, para invitar a quien lo lea a hacer una pausa, a tener ese momento para sí misma. Porque sí, nos lo merecemos.

Mi deseo es que este libro sea un recordatorio amable de que no estamos solas, de que podemos crecer a nuestro ritmo, y de que construir una vida digital con sentido es posible, sobre todo cuando se hace en red y desde la autenticidad.