Un pequeño salto para las niñas, un gran salto para la igualdad
Un caso concreto y excepcional de ese lento pero evidente avance hacia juguetes más inclusivos, es la famosa muñeca Barbie. Un ejemplo de cómo esta muñeca rubia dedicada en otros tiempos a pasear en descapotable y vestir a la moda, pisó la luna antes que el hombre. Y su último viaje, ha sido un vuelo a gravedad cero, reflejando la preparación y la experiencia de una astronauta de la vida real, para concienciar a las niñas de que pueden ser todo aquello que se propongan.
Cuando Barbie vio la luz por primera vez, a finales de los años cincuenta, marcó un hito de ventas. En sus inicios la muñeca estuvo marcada por una estereotipada feminidad, dedicada principalmente al hogar y mostrando las tendencias de moda de la época. Pero poco a poco, Barbie dejó de ser únicamente madre y ama de casa, para animar a las niñas a estudiar una carrera.
“Un día seré exactamente como tú», decía la canción del primer anuncio de televisión de Barbie.
La muñeca fue espejo de la cultura de cada época y aquel modelo de mujer independiente tuvo sus altibajos. En 1961, apareció Ken y, durante años, la vida de Barbie se centró en su pareja encarnando el mito de “felices para siempre”.
Ha sido de una manera progresiva, que la empresa responsable de la famosa muñeca ha apostado por dar un giro e inspirar y empoderar a las niñas a través de un juguete más diverso, encarnando diferentes culturas y profesiones.
Son más de 200 los personajes y profesiones que han adoptado estas muñecas desde el 9 de marzo de hace 61 años, cuando Ruth Handler presentó en la Feria del Juguete de Nueva York a Barbara Millicent Roberts, mundialmente conocida como Barbie.
A lo largo de su trayectoria Mattel ha elegido a referentes femeninos inspiradores para las niñas para crear sus muñecas. Algunas de ellas han sido Cristina Fogazzi, emprendedora de Italia; Anita Wodarczyk, deportista especialista en lanzamiento de martillo de Polonia; la periodista de Reino Unido, Clara Amfo; la atleta Ana Peleteiro; la futbolista Amanda Sampedro; y la kitesurfista Gisela Pulido por sus logros en el mundo de los deportes.
La brecha entre las niñas y su potencial
La asociación Barbie/ESA se forjó después de que una investigación realizada en Reino Unido en 2019, mostrara que 4 de cada 10 progenitores, creían que podían estar frenando a su hija a la hora de entrar o aprender sobre este tipo de carreras técnicas o científicas, debido a su propia falta de conocimiento de estos ámbitos. Además, un tercio no creía que hubiera suficientes referentes positivos para las niñas relacionados con ámbitos STEM como la aeronáutica. Y el 70% estaba de acuerdo en que los logros de las mujeres en el espacio debían ser más equiparados a los de sus homólogos masculinos.
A vista de estos resultados, Barbie lanzó el Proyecto Dream Gap en 2018, una iniciativa global que financia la investigación, destaca modelos positivos y produce contenido y productos para dar visibilidad a los éxitos profesionales de mujeres relevantes en el campo de la ciencia, entre otros.
Una carrera hacia el espacio en clave de género
La primera Barbie Astronauta «pisó la luna» antes que el hombre, en 1965. Y fue rediseñada en 1985, 1994, 1998 y 2016, con su traje espacial cambiando a veces de forma poco realista, como en el caso de la muñeca de los años 80 y otras, como la colaboración con la NASA en la que se creó la muñeca inspirada en el Mars Explorer en 2013. E incluso ha sido hecha a imagen y semejanza de astronautas reales como Sally Ride, de Estados Unidos; Anna Kikina, de Rusia; y Samantha Cristoforetti, de la ESA.
El año pasado Barbie se unió a la Agencia Espacial Europea (ESA) y a la astronauta Samantha Cristofretti en la Semana Mundial del Espacio para celebrar a la ‘Mujer en el espacio’ ,y para concienciar a las niñas de que pueden ser todo aquello que quieran ser. Así como demostrarles especialmente que el mundo de la ciencia, la tecnología y la ingeniería son opciones profesionales viables para las chicas.
Para celebrar la Semana Mundial del Espacio, la muñeca de Samantha partió de la base de la ESA en Alemania y viajó en un vuelo a gravedad cero, reflejando la preparación y la experiencia de una astronauta de la vida real. Parte de los ingresos se destinaron a las mujeres de la industria aeroespacial europea para seguir dando voz a las próximas generaciones a través de la creación de una beca Barbie para estudiantes de doctorado.
Nuevas roles de liderazgo y profesiones STEM
Para impulsar las nuevas profesiones en 2019, y coincidiendo con el cumpleaños número 60 de Barbie, Mattel recreó facetas STEM en su icónica muñeca. Una apuesta en colaboración con National Geographic, para crear una línea de muñecas centrada específicamente en las ocupaciones científicas en las que las mujeres están poco representadas, como astrofísica, conservacionista de vida silvestre, bióloga marina polar, fotoperiodista de vida silvestre, entomóloga…
Otro hito de la muñeca tuvo lugar en 2020, cuando Mattel sacó al mercado en colaboración la ONG She Should Run, que promociona la importancia del voto entre las adolescentes y fomenta su participación en política, una colección inspirada en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Su propósito “eliminar las barreras al liderazgo dándoles a las niñas las herramientas para imaginar y desempeñar sus roles futuros«. La colección la formaron cuatro muñecas que conformaban un equipo electoral al completo, con una candidata presidencial, una jefa de campaña, una gestora de fondos y una votante.
A la gran pantalla y sin clichés
Lo último de esta compañía es el lanzamiento de una película de Barbie, que se rodará el año que viene y llegará a las pantallas en 2023. La protagonista será la actriz Margot Robbie, en la piel de Barbie, y Ryan Gosling, en el eterno novio de Barbie, Ken. Greta Gerwig, una de las cineastas feministas más influyente de Hollywood, asume el desafío de alejar a Barbie de los manidos estereotipos del pasado.
Y dar vida en el cine a una Barbie de carne y hueso, que seguirá siendo rubia pero a buen seguro será una profesional independiente, liderando un área disruptiva relacionada con la tecnología o la ciencia.