Emprendedoras digitales, una minoría solvente y longeva

Emprendedoras digitales, una minoría solvente y longeva
Las cifras coinciden en todos los países. Se crean menos startups lideradas por mujeres, una tendencia que también se da en el sector TIC. Sin embargo, estas empresas nacidas del emprendimiento femenino tienen mayor supervivencia. Analizamos las razones por las que los proyectos de negocio promovidos por mujeres son minoritarios, pero resultan más solventes y duraderos a la larga que los de los hombres.
Menos empresas femeninas pero con mayor supervivencia
Las empresas lideradas por mujeres, son una minoría. Así lo muestran las cifras de informes elaborados por diferentes entidades como la iniciativa W Startup Community .
Los datos del emprendimiento femenino mejoran, pero la igualdad es aún un reto a alcanzar.
– El 16% de las startups están lideradas por mujeres en España, siendo la media de Europa del 13% según el portal EU-Startups.
– 12% de mujeres TIC en España vs 19% en OCDE.
– Las mujeres en ingenierías representan solo el 24%
– Los hombres representan el 93% del tejido de Venture Capital.
A pesar de ser una minoría estas startups femeninas ¡son unas supervivientes! Fracasan menos, resultan más solventes y longevas.
- El índice de mortalidad de los negocios emprendidos por mujeres es del 29%, frente al 56% que lideran los hombres.
En el caso de los negocios digitales, el número de emprendedoras es también bajo, situándose en el 14%. Sin embargo, el emprendimiento digital y tecnológico es precisamente el principal motor de creación de valor en la economía en las últimas décadas, por lo que la brecha de género digital supone uno de los principales desafíos para el desarrollo social y económico actual.
Liderazgos dispares
Las causas de estas diferencias entre el emprendimiento femenino y masculino, pueden encontrarse en las distintas maneras de ejercer el liderazgo.
Las mujeres que lideran empresas se caracterizan por:
- Alta cualificación. Las mujeres que alcanzan puestos de alta dirección suelen estar muy cualificadas y suelen tener experiencia profesional y haber ocupado algún puesto de responsabilidad.
- Capacidad de gestión y motivación. Las mujeres suelen pensárselo más a la hora de poner en marcha un negocio. Una falta de confianza que se traduce en que cuando emprenden lo hacen con niveles mayores de seguridad y empeño en que su empresa siga adelante.
- Menor riesgo. Las mujeres suelen guardar más cautela a la hora de tomar decisiones y ser más realistas cuando se trata de números, asumen menos riesgos y tienen más capacidad de análisis.
- Menos gastos. Las mujeres son más prudentes en cuanto al gasto, y se decantan por realizar pequeñas inversiones y poco a poco.
- La conciliación como prioridad. Las emprendedoras buscan la conciliación entra el trabajo y la familia, y en muchas ocasiones quieren ser su propia jefa por la flexibilidad que les permite. Los hombres por el contrario, dedican más horas al trabajo.
- Las mujeres generan ambientes de participación más eficaces y, por tanto, generan mayor retención del talento y empatía en las organizaciones.
- Una de las cualidades del liderazgo femenino es un mejor rendimiento gracias a su mayor creatividad e innovación en la toma de decisiones.
- Mayor paridad y diversidad. Las mujeres aportan puntos de vista diferentes para crear productos más diversos, que aportan soluciones a las necesidades sociales y receptivas al pulso del mercado.
Obstáculos para el emprendimiento femenino
Si consiguen buenos resultados ¿por qué a las mujeres les cuesta emprender?
Estos son algunos de los factores que juegan en contra del emprendimiento femenino:
- La cultura y educación. La falta de un impulso al emprendimiento desde edades tempranas en la educación frena la vocación empresarial de las mujeres.
- Los prejuicios pueden hacer que las mujeres sientan más miedo que los hombres a fracasar y crean que tendrán que superar muchas más barreras a la hora de emprender y conciliar.
- La falta de referentes. Encontrar el camino es difícil si no se tienen ejemplos y casos de éxito cercanos en los que encontrar inspiración y apoyo. Visibilizar a las emprendedoras en un reto para que las mujeres se sientan capaces de sacar adelante su negocio.
- El acceso a la financiación. Las rondas de financiación e inversores son áreas tradicionalmente masculinas. Las dificultades de encontrar financiación hacen que las mujeres lideren startups más pequeñas. Además, al centrar sus objetivos en el crecimiento profesional, no solo en datos económicos, los convierte en menos ambiciosos y menos atractivos para los inversores.
- Mentorización. Contar con redes de mujeres empresarias, donde establecer contactos, encontrar apoyo de expertas y asesoramiento profesional, es vital para las mujeres en su camino emprendedor en un terreno altamente masculinizado.
La diversidad cotiza al alza
Conseguir un equilibrio de liderazgo empresarial entre hombres y mujeres supone un éxito en materia de igualdad, pero también a nivel económico. Más emprendedoras significa mejores resultados financieros, y en definitiva, el aumento del PIB nacional.
Las empresas más diversas proporcionan soluciones que aportan más valor a sus productos, y mayor rentabilidad. Invertir en empresas que apuestan por el talento y el liderazgo femenino es una opción atractiva por su eficiencia, positiva y enriquecedora para la sociedad en general.
Sin embargo, el éxito radica y depende de muchas causas, es fruto del trabajo de todo un equipo y la mezcla de sus diferentes cualidades. Todo ello bajo un prisma respetuoso, no discriminatorio y diverso.
Adiós al mito: hombres de ciencias, mujeres de letras

Adiós al mito: hombres de ciencias, mujeres de letras
Es comúnmente aceptado que los hombres tienen más talento para las áreas científico-técnicas que las mujeres. Sin embargo, esta opinión arraigada durante siglos en el imaginario colectivo no es más que eso, una creencia que se sustenta estereotipos que, desafortunadamente, sigue influyendo en las que las chicas de hoy tienen de ellas mismas. Y lo que es más grave, en sus decisiones a la hora de elegir estudios. No se trata de medir las capacidades de hombres y mujeres como si de una competición se tratase, pero sí de tener claro si existe algo o nada de verdad en mitos como que a los chicos, por alguna razón biológica, se les dan mejor las matemáticas que a las chicas.
Un cerebro maleable, para adquirir habilidades de chicos o chicas
Gina Rippon, es una neurocientífica que ha pasado décadas rebatiendo el neuroseximo. Es decir, la idea de que de alguna manera, los cerebros de hombres y las mujeres son esencialmente diferentes, y que los niños y niñas pueden estar expuestos a estereotipos de género prácticamente desde que nacen. Estas conclusiones se recogen en su libro «The Gendered Brain», en el que argumenta que no es el cerebro humano el que está intrínsecamente unido «al género», sino el mundo y el entorno en el que crecemos. Para ello, describe muchas de las teorías sobre las diferencias de género como mitos difíciles de destronar que resurgen constantemente.
El cerebro es maleable, se moldea con la experiencia y el entrenamiento, y desde que nacemos hay ciertos comportamientos que se fomentan sutilmente: «Un mundo de género produce un cerebro de género», asegura. Por tanto, “si creemos que existen diferencias profundas entre los cerebros de hombres y mujeres, y que por ello tienen acceso a diferentes habilidades, eso afectará nuestra forma de pensar, y a nuestro concepto de otras personas y su potencial”, advierte Rippon.
Por tanto, nuestros comportamientos y habilidades se van moldeando, estimulando o limitando en ciertas capacidades no innatas. Por ejemplo, si damos a los niños juegos de construcción en lugar de muñecas, desarrollarán un pensamiento lógico que quizás les inclinen hacia ciertas asignaturas y profesiones a la larga. «La comprensión de que cada cerebro es diferente de cualquier otro y no necesariamente en función del sexo del dueño del cerebro es un paso realmente importante en el siglo XXI», insta Rippon
Sin diferencias de género al nacer en habilidades matemáticas
En una investigación publicada en la revista Science of Learning, realizando en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, se ratificó que los niños y las niñas tienen en sus primeros años de vida habilidades matemáticas similares. Cuando la comunidad científicas comparó los escáneres cerebrales y las puntuaciones de 104 niños y niñas de entre 3 y 10 años, no encontró diferencias de género en cómo procesaron las matemáticas. También se evaluó la capacidad matemática, y se mostró el mismo interés al ver los vídeos educativos de matemáticas. Sus cerebros procesaron las matemáticas de la misma forma y obtuvieron resultados parecidos en los exámenes.
Las personas responsables del estudio fueron más allá para averiguar si las preferencias tienen que ver con algún factor biológico después de la infancia, y que afecte a su desarrollo cognitivo y a esa brecha de género. Pero se inclinaron en sus conclusiones más por “los estereotipos negativos y otros factores socioculturales que pueden alejar a las niñas y mujeres jóvenes de las matemáticas y áreas científico-técnicas relacionadas”.
No es biología, sino cultura
Otros trabajo más que niega la existencia de ese presunto “gen matemático”, es un estudio que analizó datos de niños y niñas de 86 países diferentes. Sus autores, Jane Mertz of the University of Wisconsin-Madison and Jonathan Kane of the University of Wisconsin-Whitewate, afirman que “la brecha matemática-género se debe a factores socioculturales que difieren entre países, y que estos pueden modificarse». Según la investigación, «aparentes brechas de género son en realidad solo disparidades en la educación y las expectativas culturales, sin evidencia de algún mecanismo biológico más profundo”.
Mertz y Kane concluyeron como regla general que, a mayor igualdad no solo se elimina la brecha de género, sino que también mejora la puntuación en las pruebas. Los países donde las mujeres tienen una alta participación en la fuerza laboral y tienen salarios comparables a los de sus homólogos masculinos, generalmente tienen las puntuaciones matemáticas más altas. Es decir que “en cuanto a logros matemáticos la equidad de género es una situación en la que todos ganan», concluyeron.
A nivel mundial, las titulaciones futuras más demandadas serán las relacionadas con las titulaciones STEM y, en este sentido, la mujer está en clara minoría y desventaja, influida como hemos visto por ciertos mitos o estereotipos que las alejan de estas áreas. Una brecha de género vital, dada la importancia que estos sectores tienen en la actualidad y el carácter todavía más relevante que van a tener en un futuro cercano en la llamada cuarta revolución industrial. Por ello, es vital tomar las medidas necesarias para desterrar falsas creencias y transmitir a las jóvenes, que por naturaleza tienen iguales capacidades y por tanto las mismas oportunidades para desarrollar la carrera que deseen. Nadie está condicionado biológicamente para una carrera o profesión, y por tanto será su decisión o sus preferencias personales tomadas libremente, las que determinen su destino, de ciencias o de letras.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a las STEM?

¿De qué hablamos cuando nos referimos a las STEM?
En los últimos años, el acrónimo STEM se ha popularizado en todo el mundo para referirse a ciertas disciplinas científico-técnicas y a la educación en las mismas. Sin embargo, al igual que la ciencia y la tecnología evolucionan de forma constante, también lo hacen los términos para referirse a ciertos campos o enseñanzas esenciales para ayudar a las nuevas generaciones a afrontar los retos de la 4ª Revolución Industrial. En este post nos proponemos llamar a las cosas por su nombre, conocer las acepciones más comunes en torno a las STEM y, por supuesto, de forma inclusiva y desde una perspectiva de género.
El acrónimo STEM
En primer lugar no nos ha de sorprender que cuando buscamos el término STEM en los principales buscadores, aparece asociado al mismo el de CTIM. Estas siglas hacen referencia a las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Es el equivalente en español de STEM, el acrónimo en inglés de Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Un término utilizado sobre todo en Europa y EE.UU pero que también tiene su equivalente en otros idiomas como en alemán, en el que el acrónimo equivalente es MINT, de Mathematik, Informatik, Naturwissenschaft y Technik.
Una vez aclaradas estas cuestiones idiomáticas, teniendo en cuenta que el alcance de las STEM puede variar según la organización que realice su definición, la generalidad es que todas las definiciones coinciden en señalar sus beneficios, ya que estas disciplinas son consideradas como fundamentales para las sociedades tecnológicamente avanzadas. Suponen una mayor competitividad y de cara al futuro, una mayor prosperidad económica y capacidad de crecimiento sostenido.
Pero para entender por qué es tan necesaria la enseñanza de estas áreas, es importante tener en cuenta el amplio y diverso papel que desarrollan los campos que conforman las STEM. La “S” de ciencia, abarca problemas como el calentamiento global, cambio climático o la medicina. La “T” de tecnología va desde las computadoras hasta la era digital con Inteligencia Artificial y programación. La “E” de ingeniería se refiere a infraestructuras, diseño de edificios, ciudades y puentes. Por último, la “M” de matemáticas, abarca desde economía, contabilidad, inversiones e impuestos, analistas y hasta criptógrafos.
Un poco de historia
El término STEM se atribuye al matemático Seymound Papert, cuando en la década de los 80´lo empleó al construir uno de los primeros juguetes con programación incorporada, el Lego-Logo.
Más tarde en los 90´ el término original SMET fue acuñado por la National Science Foundation (NSF), pero sus siglas fueron de nuevo reorganizadas para dar lugar en el 2001 al acrónico actual que se ha extendido a muchos países.
Una década más tarde, el término cobró protagonismo para destacar la importancia de la necesidad de invertir en un nuevo modelo educativo en ciencias, y se inició su inclusión en el currículum educativo a nivel global. Un sistema interdisciplinar, basado en estimular los procesos de investigación científica para el aprendizaje conjunto y de forma práctica de conceptos de Matemáticas, Ciencias y Tecnología, dentro de un proceso de diseño y resolución de problemas, tal y como se hace en la ingeniería.
En definitiva, la educación STEM hace referencia a un nuevo enfoque educativo, con el propósito de garantizar la transversalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje a través de disciplinas que en la sociedad actual se consideran imprescindibles. Y desde una perspectiva creativa y enriquecedora, que complementa los contenidos científicos a través del uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
De STEM a STEAM
En los últimos años el término STEM se ha ampliado dando lugar a otras vertientes como el término STEAM donde la “A” es para las Artes. Un avance hacia ese enfoque de multidisplinariedad, en el que se hace hincapié en la creatividad, el pensamiento libre y el pensamiento crítico.
O también el denominado ST2REAM, donde “T2” es enseñanza o instrucción temática (teaching o thematic instruction, en inglés), “R” por Lectura (reading) y “A” por artes.
Por último el acrónimo STEM se está cambiando por PECS (Physics, Engineering, Computer, Science), ya que mientras la proporción hombre-mujer entre las especialidades universitarias en biología, química y matemáticas es más igualitaria, en física, ingeniería e informática (PECS) el porcentaje entre hombres y mujeres parece haberse estancado en aproximadamente 4 a 1.
Aun así, pese a sus matices o diferencias, todos estos términos comparten la misma premisa: que los estudiantes aprendan sobre pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, innovación, investigación, colaboración y liderazgo.
Igualdad de género en las STEM
A lo largo de la historia, desde el Antiguo Egipto, pasando por la Edad Media hasta nuestros días, las mujeres dedicadas a las STEM han permanecido en minoría y en un segundo plano. La UNESCO se plantea como objetivo principal, la igualdad de género en el ámbito de las STEM, y acabar con los numerosos obstáculos y cánones sociales que dificultan la educación y su calidad para las niñas. En las carreras relacionadas con las STEM, el 35% del alumnado son mujeres. Y sólo el 3% de las estudiantes de la educación superior, por ejemplo, escogen realizar estudios en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Se necesita dar respuestas intersectoriales e integrales que permitan la participación de las niñas y las mujeres en la búsqueda de soluciones para hacer frente a los desafíos actuales y futuros. La brecha de género resulta alarmante cuando se considera que, en general, las carreras vinculadas con las STEM constituyen los empleos del futuro, la fuerza motriz de la innovación, del bienestar social, del crecimiento inclusivo y del desarrollo sostenible. Empoderar a las niñas y las mujeres para que estudien y cursen carreras en el ámbito de las STEM, constituye pues un imperativo urgente.
Niñas gamers de hoy, futuras mujeres STEM del mañana

Niñas gamers de hoy, futuras mujeres STEM del mañana
Las generaciones que crecimos a la par que las primeras consolas, escuchamos en más de una ocasión aquello de “jugar con videojuegos es una pérdida de tiempo”. La desconfianza ante los nuevos dispositivos y su adicción, así como los posibles efectos dañinos derivados de un uso poco responsable o excesivo, eran sentimientos comunes en las familias. Pero todo esto está cambiando, y los videojuegos comienzan a ser percibidos como útiles herramientas para despertar el interés por la tecnología en la juventud y, especialmente, para atraer a las chicas hacia las vocaciones STEM.
Diversos estudios apuntan a que los videojuegos pueden servir como puerta de entrada de las jóvenes hacia ámbitos técnicos. Esto se debe a que los videojuegos desarrollan unas habilidades cognitivas y una relación con la tecnología, que son claves para el acercamiento a las STEM, llamadas así en referencia a las siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
En concreto, un informe elaborado por la Universidad de Surrey y la British Academy concluyó que las chicas gamers, tienden más a realizar carreras STEM. Según el trabajo titulado “El comportamiento de las chicas jugadoras de videojuegos y la selección de estudios”, las chicas de trece y catorce años que invierten una media de nueve horas semanales jugando a videojuegos, son hasta tres veces más propensas a acabar en este tipo de carreras técnico-científicas. Por el contrario, las adolescentes que no juegan videojuegos tienen cuatro veces más de probabilidad de no ir a la universidad.
El citado trabajo también menciona el hecho de que el cien por cien de las estudiantes de estos grados STEM se identificaban como gamers. Razones por las que el estudio destaca la importancia de identificar a estas chicas gamers desde edades tempranas para animarlas a realizar formación universitaria científico-técnica.
Casi la mitad de los gamers en España (46%) son mujeres
Si bien existen factores de nivel socioeconómico asociados con el uso de videojuegos, sí que existe tradicionalmente una diferenciación de juegos según el género, y los videojuegos se encuentran entre aquellos que son “más de chicos”. La exclusión de las mujeres en ciertos tipos de juegos de construcción, de fuerza o de coordinación, es una práctica cultural que recae y es responsabilidad de familias y educadores.
Una visión que está poco a poco cambiando, y como muestra el Anuario 2020 de la AEVI, la Asociación Española de Videojuegos, el número de mujeres gamers crece en España cada año. En 2020, la comunidad de usuarios ascendió hasta alcanzar prácticamente los 16 millones de videojugadores, de los cuales alrededor del 54% son hombres y el 46% son mujeres.

Un público femenino que consume mucho contenido online, por lo cual se convierte en un objetivo interesante para muchas marcas. Sin embargo, aunque sean muchas las consumidoras, según el Libro Blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico 2019, la presencia de la mujer aún se encuentra muy poco representada en escenas competitivas de alto nivel, ya sea a nivel nacional o mundial, y existen pocas referentes gamers a quienes recurrir a modo de ejemplo o inspiración.
Iguales habilidades, mismas oportunidades
Niños y niñas son iguales ante los videojuegos, no hay diferencia en sus capacidades, y cada vez son más las chicas que se acercan a esta forma de ocio que puede abrirles la puerta a disciplinas TIC.
Fomentar el desarrollo de esas competencias digitales a través de los videojuegos, facilita llegar ser parte de un sector que se encuentra en pleno auge y una industria floreciente con aplicaciones en cada vez más áreas. El acercamiento y una relación de confianza con las tecnologías desde edades tempranas, pueden tener un papel muy importante en la vida de las chicas, porque las gamers de hoy pueden convertirse en las futuras ingenieras o tecnólogas del mañana.
Si quienes estudian carreras STEM muy probablemente también son gamers, entonces no es mal propósito ofrecerles información a todas y muy especialmente a estas jóvenes, sobre las formaciones universitarias técnico-científicas y sus posibilidades profesionales. Hacer ver a las niñas que en el mundo de las ciencias y la tecnología ellas también tienen un lugar lleno de oportunidades, es una cuestión educativa desde el ámbito doméstico, las instituciones y el sector académico. Pero también es labor de la industria, porque está en sus manos despertar su interés y crear productos atractivos para ellos y ellas. El sector las necesita y quizás, la manera más fácil de mostrárselo, sea precisamente a través de un videojuego.
Libros de texto sin referentes femeninos, educar y aprender con sesgos de género

Libros de texto sin referentes femeninos, educar y aprender con sesgos de género
Los cuentos infantiles tradicionales con los que crecemos y educamos a generaciones, son una fuente inagotable de estereotipos de género. Actualmente, las películas infantiles cada vez tienen más en cuenta estos sesgos para evitar reproducirlos, aunque todavía existen excepciones. Por otra parte, la publicidad es otro de esos ámbitos donde se empieza a cambiar la visión de los roles del hombre y la mujer: las empresas saben el coste millonario que puede suponer tener que retirar una campaña sexista, así como el efecto dañino para la imagen y valores de la propia marca. Y es que cada vez más, las personas son capaces de identificar estas imágenes estereotipadas cuando ven una película, leen un periódico o les asaltan en un anuncio publicitario.
¿Pero qué pasa con las mujeres en los libros de texto? Si bien se han producido avances en cuanto a formas inclusivas y no discriminatorias, todavía queda camino que recorrer en cuanto al contenido. Ya desde edades tempranas, el material didáctico es un elemento clave en la superación de roles asociados. Se necesitan matemáticas, físicas, ingenieras o tecnólogas, como referentes en la escuela durante la etapa de la niñez y la juventud en la que se forjan las vocaciones.
¿Somos lo que leemos?
La familia, la sociedad y la educación contribuyen a conformar valores y patrones de comportamiento desde nuestra más tierna infancia. En la escuela, los libros de texto tienen un gran peso como recurso básico en la transmisión de conocimientos. Sin embargo, la historia que se cuenta en estos libros y cómo es contada, dejan en la sombra los logros de mujeres de forma sistemática.
Un fenómeno sobre el que alertó la campaña #NoMoreMatildas a comienzos de año: científicas, informáticas e investigadoras permanecen ausentes, perpetuándose estereotipos de género que perviven y se transmiten a las nuevas generaciones con un fuerte impacto en las vocaciones de las chicas en estas áreas. La falta de referentes femeninos y el impacto que tiene en las aspiraciones profesionales de las niñas, se traduce en una menor presencia en las carreras STEM.
Formar personas, sin roles ni jerarquías
Educar brindando igualdad de oportunidades, para el desarrollo integral de las personas y de todas sus potencialidades, desde el respeto y valorando las diferencias. Con este objetivo, existen diferentes corrientes educativas, entre ellas la coeducación que se propone potenciar un modelo válido para todos los géneros.
Pero para ello, se necesita un material didáctico adecuado que, a pesar de haber mejorado en las sucesivas reformas educativas en cuanto a igualdad, todavía persiste en tópicos y un claro desequilibrio en la representación del género masculino y femenino. Se han dado pasos, pero lograr el equilibrio en los referentes femeninos y masculinos que se muestran en los libros de texto es una de las principales reivindicaciones de la coeducación.
Así lo manifiestan estudios como el de Ana López-Navajas (Universidad de Valencia), ‘Análisis de la ausencia de las mujeres en los manuales de la ESO: una genealogía de conocimiento ocultada’, que concluyó que solo el 7,5% de las referencias aparecidas en los 115 libros analizados de 19 asignaturas hacían mención a mujeres. Entre ellos, los que menos incluían eran los de materias como Física y Química o Ciencias Sociales.
Faltan científicas, informáticas y tecnólogas referentes en las aulas
La administración está llevando acciones para fomentar la igualdad y velar por la presencia de las mujeres en el ámbito educativo. En Andalucía, por ejemplo, se dispone de una lista con recomendaciones para selección y elaboración de materiales didáctico con el objetivo de que en los libros las mujeres ocupen el espacio que les corresponde. Por su parte, las editoriales se están poniendo manos a la obra para garantizar un uso inclusivo del lenguaje, evitar estereotipos y roles de género, promocionar la corresponsabilidad, e incorporar referentes femeninos. La comunidad educativa también está cada vez más sensibilizada, pero es fundamental su implicación para la elección de un material más igualitario, y para el desarrollo de dinámicas en el aula que fomenten tanto la visibilidad de las mujeres como nuevos modelos de masculinidad.
Equidad y diversidad entre líneas
Es importante destacar que, de manera generalizada, está bastante asumido que es necesario un cambio, existiendo una conciencia colectiva cada vez mayor de cómo influyen los estereotipos de género y la ausencia de referentes femeninos.
No se trata de forzar una representación femenina no real, sino de ofrecer un nuevo enfoque y mostrar la variedad y posibilidades con las que cuentan las niñas, que son capaces y libres de elegir aquello que quieran ser. Y, para ello, se necesita que los libros de texto aborden los contenidos desde una perspectiva de género y atendiendo a una realidad diversa.
En definitiva, el sistema educativo, al igual que la familia y la sociedad en general, debe contribuir a eliminar estereotipos de género asociados a determinadas vocaciones y profesiones. Y en concreto los libros de textos son herramientas ideales para ampliar nuestra visión de la historia y de nuestro mundo de hoy, que formará la sociedad del mañana. Las niñas necesitan encontrar entre sus páginas más modelos de mujeres investigadoras, ingenieras o tecnólogas en los que identificarse y reconocerse, incluyendo estas referentes en los contenidos de todas las asignaturas que aprenden en la escuela.
Mujeres en las TIC, hackeando estereotipos

Mujeres en las TIC, hackeando estereotipos
No tienen razón de ser, ni responde a hechos científicos demostrados, pero es una realidad que existen ideas generalizadas y arraigadas en torno a los roles del hombre y la mujer. Prejuicios o pensamientos preconcebidos sin ninguna justificación, pero extendidos y asumidos por la gran mayoría de la sociedad. Son los denominados estereotipos de género, que influyen también en la visión de los profesionales de cada sector, y entre ellos, el de los hombres y mujeres del ámbito TIC. Identificar dichos estereotipos, reconocerlos e invertirlos, es un primer gran paso en la carrera contra la brecha de género.
¿Dónde nacen los estereotipos?
De modo inconsciente atribuimos rasgos, creencias, actitudes o comportamientos tradicionalmente relacionados con los hombres o las mujeres. Desde que nacemos, aprendemos y reproducimos estos patrones de género que conforman el imaginario colectivo de la comunidad en la crecemos y que provocan los denominados sesgos.
No tienen que ser obligatoriamente negativos, pero marcan roles desde la infancia, generando a la larga situaciones de desigualdad y discriminación. La coeducación desde edades tempranas, es pues la principal herramienta para el cambio y la igualdad, desde el hogar, la familia y la escuela.
“Eso no es para chicas”
Como vimos en el post “Educar a niñas imperfectas y mujeres valientes”, a los niños y niñas se les educa de forma diferente, por ejemplo en cuestiones vitales como la manera de enfrentar los retos y afrontar el fracaso. De los niños se espera que sean traviesos y enérgicos, y de las niñas frágiles y responsables. Ya de mayores se asocia a los hombres con cualidades como la valentía, la racionalidad y la fortaleza; mientras a las mujeres se las considera como más inestables y preparadas de forma innata para la atención y el cuidado de la familia.
Estos conceptos se repiten y asientan generación tras generación, se aceptan de forma natural, y limitan las opciones de desarrollo personal. Se coartan las potencialidades de las niñas, que aprenden que no se espera lo mismo de ellas que de los niños, y se canalizan sus intereses hacia determinadas carreras y profesiones.
Estereotipos de género en las TIC
Cuando pensamos en una persona matemática o científica, lo primero que viene a la mente de la mayoría es la imagen de un hombre, con bata blanca y gafas de pasta. El sector científico y tecnológico no es, ni mucho menos, ajeno a esta influencia de los estereotipos de género.
Como vimos en el post “Brecha de género juvenil, una cuestión de confianza tecnológica” es ya en esos primeros años de juventud donde la confianza tecnológica de los chicos y chicas puede facilitar una mayor identificación con profesiones tecnológicas y determinar las vocaciones hacia estas áreas.
Las jóvenes eligen minoritariamente carreras TIC, y cuando lo hacen se enfrentan a ser pocas en las universidades, ya que en estos estudios existe una mayoría masculina. Demostrar su valía es una constante en estas carreras con fama de complicadas, y con estereotipos como que son profesiones solo para mujeres diferentes, empollonas o con un factor de inteligencia destacado, frikis, introvertidas, y poco sociables.
Los micromachismos durante la etapa de formación se trasladan al ámbito laboral, donde tampoco es fácil destacar y avanzar profesionalmente. “La maternidad impide que las mujeres se centren en su trabajo”, “la mujer no tiene la suficiente autoridad para ocupar cargos directivos”, “los hombres modernos se dedican al hogar”… Estos son solo algunos ejemplos de conceptos estereotipados que reproducen sesgos de género.
Pese a ser baluarte de modernidad y vanguardia, con unas profesiones que cuentan con las características idóneas para el teletrabajo, la conciliación, etc., el sector TIC muestra actualmente unos datos que demuestran que persiste la desigualdad en cuanto a la presencia femenina y el acceso a puestos de liderazgo. Mujeres científicas, informáticas, programadoras, ingenieras, tecnólogas… Que rompen con los esquemas establecidos, y demuestran su capacidad para desarrollarse en estos ámbitos, ampliando la imagen generalizada de la mujer que se tiene en las áreas STEM. Poco a poco con su trabajo, contribuyen en la misión de hackear estereotipos establecidos y a reprogramar como referentes, nuevos modelos y la visión que tiene el mundo de la mujeres en las TIC.
Los estudios STEM, como apuesta de futuro

Los estudios STEM, como apuesta de futuro
Muchos chicos y chicas, junto a sus familias, se enfrentan estos días a una decisión nada fácil y que no debe tomarse a la ligera: qué carrera o estudios elegir. Una decisión importante que marca el comienzo de la etapa adulta y en la que las llamadas “salidas profesionales” y “empleabilidad” están muy presentes. En plena transformación digital se presenta un mapa formativo cambiante en el que las competencias digitales se hacen imprescindibles y, los estudios STEM ocupan el primer puesto en cuanto a la demanda de profesionales. Los estudios relacionados con la ciencia y la tecnología suponen toda una apuesta de futuro, y toda una oportunidad para las chicas, en un momento en el que el mercado laboral reclama y necesita además de la perspectiva e impulso del talento femenino.
Los trabajos del futuro digital
Según diversos estudios como el informe ‘The future of Jobs 2020’, de los puestos de trabajo que ocupan las veinte primeras posiciones del ranking, más de un 90% corresponden a titulaciones STEM. Por su parte, según datos de la Unión Europea, el 45% de las ofertas de empleo en 2021 en España estarán relacionadas con el entorno digital.
Todos los indicadores apuntan a que estamos entrando en una cuarta revolución, en este caso digital, y se espera que como en las anteriores revoluciones, se modifiquen para siempre los conceptos de trabajo, empleo y profesión. “Durante la próxima década, buena parte de los empleos de nueva creación serán ocupaciones totalmente nuevas, o bien trabajos existentes que se transformarán significativamente en lo que respecta a la exigencia de nuevas habilidades”, afirma el citado informe del WEF (World Economic Forum).
Existe pues, la inevitable necesidad en las empresas de transformarse digitalmente y, por tanto, de incorporar nuevos perfiles que dominen estas competencias. La empleabilidad en estas profesiones no solo se vincula a la industria tecnológica, porque la tendencia del mercado demanda trabajadores con formación mixta y la digitalización supone un avance hacia la transversalidad de los sectores. Los profesionales STEM se han hecho imprescindibles en prácticamente todos los ámbitos, desde la salud, la enseñanza, finanzas, seguridad, logística etc.
Según Informe InfoJobs-Esade 2020, en la actualidad las profesiones con menor competencia entre profesionales en el mercado laboral son arquitectura de sistemas TIC, planificación financiera, arquitectura de software, diseño de base de datos, intérpretación/traducción, orientación educativa, auxiliar de transporte escolar, dentista, ingeniería de redes TIC y enfermería. Por el contrario, Ingeniería Informática e Ingeniería de Telecomunicaciones son las dos carreras por excelencia con mejores salidas profesionales.
Y de cara a un futuro cercano, las predicciones van más allá. Dentro de cinco años habrá 85 millones de puestos de trabajo que desaparecerán o quedarán obsoletos; y por el contrario surgirán 97 millones de nuevos empleos, relacionados principalmente con la inteligencia artificial y el big data, vaticina el Foro Económico Mundial en su informe Jobs of Tomorrow. Mapping Opportunities in the New Economy.
Brecha de género en la “generación Y”
El personal experto en STEM advierte que actualmente se está preparando a 1.500 millones de niños y niñas para trabajos del pasado, y que deberíamos replantearnos qué habilidades aprenden para el futuro. ¿Por qué? Porque analizando el programa educativo, ni las materias ni el sistema de aprendizaje contribuyen a despertar la curiosidad y el interés por la ciencia y la tecnología.
La “generación Y”, que nació con un móvil bajo el brazo y se caracteriza por un mayor uso y familiaridad con las comunicaciones, los medios de comunicación y las tecnologías digitales, se relacionan con ellas solo a nivel usabilidad de la tecnología. Y aunque carreras más populares hace unos años han dejado paso a grados especializados con las habilidades STEM y la tecnología como denominador común, esto no se traduce en más vocaciones entre la juventud. Y por tanto, las tendencias en empleabilidad no se corresponden con el número de personas egresadas en estudios TIC.
Desde la perspectiva de género además, como vimos en anteriores entradas, factores culturales, sociales y educativos profundos influyen en las niñas, creando barreras que durante su crecimiento las va alejando de la experimentación, el riesgo, y el deseo de adentrarse en un sector tecnológico, en el que persisten estereotipos y una amplia mayoría masculina.
Nadie tiene la clave del éxito asegurado, pero sin duda las profesiones del presente con mayor empleabilidad y perspectivas de futuro se mueven en un escenario digital y de desarrollo tecnológico.
¿Cómo abordar entonces esta situación? Afrontando los retos, para tomar una perspectiva positivista hacia el aprovechamiento de las oportunidades que el sector TIC ofrece para romper con prejuicios, y promover entre las chicas la apuesta por un sector cada vez más consciente de la necesidad de contar con ellas para crear equipos diversos y más productivos. Porque ya, presente y futuro, son TIC.
Tips para acercar a las niñas a las TIC

Tips para acercar a las niñas a las TIC
La presencia minoritaria de las mujeres en el ámbito científico-tecnológico es una realidad, según muestran estudios e informes recientes. Un porcentaje menor de chicas que de chicos se interesan por este tipo de carreras y, en consecuencia, el sector cuenta con menos profesionales, que además encuentran grandes dificultades para llegar a puestos de liderazgo. La brecha de género persiste, y hace que se pierda una parte importante del talento clave para afrontar el futuro. Sin detenernos en los datos, nos centramos en las recomendaciones expertas sobre cómo atraer a las chicas hacia vocaciones STEM, para que cada vez más jóvenes se sientan capaces y opten por ser científicas, matemáticas, ingenieras o tecnólogas.
No existe una receta mágica o imán capaz de atraer a las mujeres hacia las TIC, y revertir un problema sistémico y complejo, en el que influyen diversos factores educativos, sociales y culturales.
Donde sí coincide el personal especializado sobre igualdad de género, es en señalar que cuanto antes se actúe, mejor. Dar a conocer, favorecer y fomentar el conocimiento de las STEM debe ser una tarea a realizar desde edades tempranas, cuando aún niños y niñas tienen intereses similares. Porque sus preferencias en la niñez no son innatas, sino que responden a conceptos culturales, a estereotipos transmitidos por la educación que reciben en los diferentes ámbitos.
“Lamentablemente, vivimos en un sistema profundamente dominado por los roles de género (…). Tradicionalmente, a las mujeres se nos ha socializado en los cuidados (del hogar, de la familia, de nuestros mayores y de nuestros hijos), y se ha dicho de nosotras que somos “más intuitivas” o “sensibles”, por lo que existe una mayoría de mujeres en carreras como comunicación, filologías, terapia ocupacional o enfermería”, sostiene en una entrevista Ludi García, directora gerente de la consultora de comunicación Hotwire. “Mientras tanto, a los hombres se les han atribuido fortalezas como la mente fría y analítica, empujándolos hacia carreras más científico-técnicas como las ciencias, las ingenierías o las matemáticas. Por supuesto, esto no son más que construcciones sociales que, por desgracia, siguen prevaleciendo en algunos sectores de la sociedad”.
Consejos para equilibrar la balanza de género en las TIC
A continuación, recopilamos una serie de recomendaciones dirigidas a dar a conocer las posibilidades que ofrece las carreras STEM, para que en el que momento de elegir, las chicas amplíen sus miras y valoren las posibilidades y oportunidades de este tipo de estudios.
Susanna Tesconi, profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Comunicación e investigadora del grupo de Diseño, Arte, Tecnología y Sociedad (DARTS) de la UOC, recomienda poner en marcha distintas estrategias que abarcan entornos tanto familiares como escolares y empresariales.
- Modelos familiares igualitarios. Las mujeres están infrarrepresentadas en las profesiones basadas en las TIC, y su presencia es mayoritaria en campos profesionales relacionados con los cuidados. Los cuidados se asocian de manera natural a la mujer, por lo que se deberían fomentar unos modelos familiares donde se reparta la carga de trabajo doméstica, de cuidados y laboral. entre hombres y mujeres.
- Visibilizar a las mujeres referentes en las TIC. A partir de los 6 años las niñas se creen menos capaces que los niños, a la hora de alcanzar objetivos que requieran habilidades científicas. Para evitar esa falta de confianza deben identificarse con mujeres de la rama STEM, inspirándose en referentes que visibilicen una realidad, y fomentando que los niños y niñas conozcan su experiencia y labor profesional. Se ha demostrado que las niñas que cuentan con referentes femeninos en el ámbito científico muestran un mayor interés por las STEM.
- Evitar la separación entre letras y ciencias. La tecnología es ubicua, y tiene más sentido un aprendizaje interdisciplinar y desde diferentes perspectivas.
- Enseñar la tecnología con la experimentación. Para ganar seguridad, perder el miedo y tener un conocimiento crítico de la tecnología, se necesita un aprendizaje vivencial en el que encontrar sentido al diseño y uso tecnológico, y hacerlo propio para ser parte del proceso.
- Derribar las dificultades de acceso. Se necesitas planes y estrategias desde las propias empresas para reducir la brecha de género.
- Ampliar la visión masculina de la tecnología, incluyendo otras perspectivas. Seguimos percibiendo lo tecnológico como algo masculino, porque tradicionalmente se ha desarrollado en dicho ámbito y con ese sesgo.
La transformación digital presenta enormes oportunidades a todos los niveles. Y, para impulsar la diversidad en el desarrollo de profesiones clave en el ámbito STEM, avanzando hacia una sociedad “equitativa, diversa y preparada para el futuro», Microsoft España hace estas otras recomendaciones para fomentar el interés de las niñas por las carreras STEM.
- Generar interés. Compartir información relevante sobre el impacto de la tecnología en la vida de las personas permite entender con más facilidad la importancia de desarrollar habilidades tecnológicas.
- Compartir experiencias. Proporcionar experiencias reales desde etapas tempranas, a través de talleres de formación, experiencias inmersivas y clubs de ciencia, ayuda a generar interés en los niños y niñas.
- Apoyar su vocación. Según un estudio de Microsoft, el 81% de las niñas que recibe apoyo de sus padres en su interés por la ciencia y la tecnología están más predispuestas a apostar por un futuro en esta rama.
- Fomentar el “Growth Mindset”. Experimentar con diferentes modelos de aprendizaje que ayuden a desarrollar el pensamiento computacional, que fomente la curiosidad y entienda la experimentación y el error como parte del proceso.
- Fomentar un entorno de aprendizaje adecuado. Las niñas necesitan un modelo de aprendizaje en ciencia y tecnología que promueva la curiosidad y la experimentación y no penalice el error.
Melina Masnatta, directora ejecutiva de “Chicas en Tecnología” comparte estas propuestas para lograr atraer a las niñas hacia las STEM.
- Difundir la variedad de alternativas. Hay un gran desconocimiento sobre qué significa trabajar en STEM. Existen muchos estereotipos de género que se alejan de la realidad de los perfiles científicos y tecnológicos.
- Crear redes de apoyo. Se deben crear redes y comunidades que incentiven y se conecten con otros ecosistemas, desde el educativo, en conexión con el universitario y empresarial.
- Conocer las oportunidades. Hay desconocimiento sobre las oportunidades profesionales y sobre qué significa trabajar en STEM y qué habilidades se precisan para estos campos. Por ejemplo, tecnología, es un ámbito muy requerido y los salarios son, en promedio, un 33% más altos que en otras disciplinas.
La paradoja de la maternidad en el sector TIC

La paradoja de la maternidad en el sector TIC
Hace tan solo unos días que celebrábamos el Día de la Madre, fecha que nos sirve para reflexionar sobre un concepto importante: la maternidad en el sector TIC. Diferentes estudios y encuestas recientes siguen apuntando a este aspecto como asignatura pendiente, para mejorar la presencia de la mujer. E incluso se define como una de las principales barreras que encuentran las mujeres, para alcanzar puestos de liderazgo en empresas dedicadas a la tecnología.
La tecnología avanza a ritmos agigantados, y con ella la demanda de profesionales y las oportunidades laborales en un mercado laboral cada vez más digitalizado. Paradójicamente, y a pesar de que la presencia de la mujer no es nueva en el sector, dicha modernidad y progresión no se corresponde con otros aspectos que marcan la equidad de género en las TIC.
La desigualdad salarial, más contratos temporales, más jornadas a tiempo parcial… Factores que dibujan un escenario poco halagüeño para las mujeres que se deciden por hacer carrera en este ámbito, sin apenas referentes y altamente masculinizado.
Solo 3 de cada 10 puestos de trabajo TIC en Europa están ocupados por mujeres, cifra que se reduce a la mitad en el caso de España (15,6%), según datos del ‘Libro Blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico’ de Eurostat.
Segregación horizontal y vertical
En el colectivo femenino se experimenta una fuerte segregación horizontal. Es decir, que la mano de obra femenina se concentra en sectores como los servicios, la formación, la salud, etc. Mientras que otros sectores permanecen tradicionalmente, y a pesar del paso del tiempo, muy masculinizados como es el caso de la Industria, las tecnologías, la ingeniería, etc. Y a su vez, dentro de las ocupaciones TIC, las mujeres ocupan menos puestos técnicos y más tareas relacionadas con las competencias organizativas, sociales y creativas.
Una segregación que también se da en vertical, las mujeres apenas alcanzan las cúpulas de dirección, tanto en las empresas grandes como en las pequeñas. Un «techo de cristal» que también se detecta en el ámbito universitario, donde menos mujeres estudian carreras TIC, y menos logran alcanzar una cátedra.
La penalización laboral de ser madre
Ser madre o escalar en tu carrera profesional. Lamentablemente esta es una decisión a las que aún se enfrentan muchas mujeres, porque según la experiencia de las propias expertas, la maternidad supone un retroceso en las condiciones laborales en los años posteriores a la maternidad y un freno para alcanzar puestos de liderazgo en muchos casos.
El 49% de empresarios líderes en España, hombres y mujeres, afirma que la maternidad es el principal freno al desarrollo directivo de ellas en nuestro país, según el último informe Women In Business 2019.
Las profesionales experimentan una bajada de sus ingresos del 11,4% durante el primer año tras el nacimiento de sus hijos, cuya caída llega al 33% al cabo de una década, según el informe The Child Penalty in Spain.
Compatibilizar ser madre y prepararse para ser líder
La maternidad y la falta de conciliación se alzan como dos los principales obstáculos en el ascenso de las mujeres en el terreno profesionales. A los “techos de cristal” de los que hemos hablado, se suman “suelos resbalosos” que tienen que ver con la doble jornada que supone tener presencia en el trabajo y en el hogar.
Ser madre deja a la mujer con menos tiempo para formarse y realizar la trayectoria necesaria para ascender como directivas. Son mayoría las mujeres que escogen la reducción de jornada y asumen las responsabilidades familiares, lo cual además de limitar sus opciones de ascender y de mejorar sus competencias de cara al liderazgo, supone una doble presión y un mayor nivel de autoexigencia con importantes riesgos psicosociales. De hecho son muchas las que abandonan su carrera tras ser madre, y las que vuelven no lo tienen fácil, suelen hacerlo como una subocupación.
El debate sobre cómo crear las condiciones necesarias que propicien una mayor presencia de las mujeres en puestos de liderazgo en el sector tecnológico sigue sobre la mesa. Los avances tecnológicosy las características de las profesiones en sí, facilitan un entorno propicio para desarrollar y liderar medidas de igualdad y conciliación. El impulso del talento femenino y de las vocaciones STEM debe realizarse mirando a una realidad y, por lo tanto, deben ir de la mano de medidas para propiciar la igualdad, y que sirvan para aprovechar el talento femenino y sus cualidades para el liderazgo. Para que no haya que tomar una elección, y para ser madre y líder sea compatible.
Diversidad contra los sesgos en los algoritmos

Diversidad contra los sesgos en los algoritmos
Paradojas de la historia, fue una mujer, Ada Lovalace, la primera programadora que escribió un algoritmo para una máquina computadora a mediados del siglo XIX. También fueron pioneras durante la Segunda Guerra Mundial las programadoras de la ENIAC, la primera computadora electrónica. Sin embargo, precisamente dichos algoritmos de los que fueron precursoras, pueden resultar una amenaza para la igualdad, ya que la Inteligencia Artificial (IA) aprende y reproduce los prejuicios de género que estas mujeres ya vivieron hace dos siglos.
No es culpa de las máquinas, sino de la historia de las personas
Se define a la Inteligencia Artificial (IA) como “la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, para aprender de dichos datos y emplear esos conocimientos para lograr tareas y metas concretas a través de la adaptación flexible”*.
Los algoritmos se emplean en el análisis de enormes cantidades de datos que se agrupan basándose en generalizaciones. Una información que por dicha generalización, tiende por lo tanto a perpetuar estereotipos. Es decir, la IA aprende de los datos de los últimos 10-20 años y repite los sesgos que se han dado en esa época, ya que muchos de los avances sociales de la actualidad no se encuentran en los datos que manejan o son minoritarios.
Son estos sesgos generados por las personas, los que llevan a errores sistemáticos en los algoritmos. Se repite por ejemplo, la discriminación histórica hacia la mujer y se reflejan los valores de la sociedad que la creó. Un aprendizaje automático y heredado, que influye en la discriminación de género, pero que también va en contra de cualquier tipo de diversidad, al privilegiar toda una serie de patrones.
Programar contra la brecha de género
En la actualidad, se están desarrollando iniciativas destinadas a abordar el problema de los sesgos algorítmicos, conscientes de los retos que supone el hecho de que esta tecnología pueda ahondar o perpetuar las brechas sociales. A menudo surgen noticias sobre fallos anecdóticos, pero a gran escala estos sesgos son un grave problema, ya cada vez se usan más los algoritmos para la toma de decisiones importantes. Por ejemplo, ¿quién puede acceder y quién no a una entrevista de trabajo o a una hipoteca? Respuestas que a día de hoy se dan utilizando algoritmos que manejan datos sobre el color de la piel, el estado civil, el código postal o los ingresos.
Entre las soluciones que se proponen, por ejemplo se optó por eliminar los datos de género, raza y otras características. Sin embargo se observó que en el aprendizaje automático de las máquinas, los modelos entrenados con datos históricos se basan en otras variables y amplifican aún más las desigualdades del pasado. Por ello hay estudios que recomiendan mantener dichas características, para tener así un mayor control a la hora de medir, revertir sesgos y conseguir resultados más igualitarios.
Aumentar la presencia de las mujeres en ciencia y tecnología
El sector de la programación se masculinizó en la década de los 80´y desde entonces las mujeres son minoría en el sector TIC. En España, por ejemplo, solo el 13% por ciento de las programadoras son mujeres. Una desigualdad que se traslada inconscientemente en la programación y en los algoritmos.
La matemática del MIT Cathy O’Neil ya advirtió en su ensayo “Armas de destrucción matemática” publicado en 2016, que los sesgos sexistas de los programadores se trasladan a los algoritmos y al software que diseñan.
Por ello se hace necesaria una labor de concienciación y formación para aprender a detectar los sesgos y fomentar la creación de equipos diversos, capaces de eliminar prejuicios y ofrecer diferentes perspectivas de las que las máquinas aprendan.
Una necesidad que se empieza a tener en cuenta en los nuevos reglamentos de la Unión Europea de cara al desarrollo de la IA. Y que van encaminadas a fomentar equipos multidisciplinares y con mayor representatividad de las mujeres. Con un claro objetivo, conseguir justo lo contrario que sucede ahora, que las máquinas nos ayuden a conseguir la igualdad y a no volver atrás.